En el taller más sublime conocido, se reunieron los grandes arquitectos, carpinteros y obreros celestiales para fabricar al padre perfecto.
Debe tener firmeza y mansedumbre, tiene que saber dar buenos consejos".
Todos rieron ante la ocurrencia.. cuando se escuchó la voz del Maestro, dueño del taller del cielo... "Veo que al fin comienzan" ... comentó sonriendo.
Y tomando en sus manos un puñado de tierra comenzó a darle forma. ¿Tierra?.. preguntó sorprendido uno de los arquitectos. "Pensé que lo fabricaríamos de mármol". "Este material es necesario para que sea humilde"... contestó el Maestro.
Y extendiendo sus manos sacó de las estrellas oro y lo añadió a la masa... "Esto es para que en las pruebas brille". Agregó a todo aquello amor, sabiduría... le dio forma, le sopló de su aliento y cobró vida, pero faltaba algo, pues en su pecho quedaba un hueco. Y abriendo su propio pecho, sacó su corazón, le arrancó un pedazo y lo puso en aquel hueco.
"Esto hará que me busque en momentos de angustia, que sea justo y recto, que perdone y corrija con paciencia y, sobre todo, que esté dispuesto aún al sacrificio por los suyos y que dirija a sus hijos con su ejemplo, porque al final de su largo trabajo, cuando haya terminado su tarea de padre allá en la tierra... regresará hasta Mí.
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