Puñalada al corazón
Julio Medina III (c) disputa un balón con Douglas Sequeira (Der.) y José Luis López.

Elisinio González G. | DIAaDIA
Anthony Torres, el capitán de Panamá, no puede creer lo sucedido.

La sonrisa se nos borró de la cara en un abrir y cerrar de ojos. Después de estar jugando bonito o estar "pifiando" con el balón... después de estar comentando el tiro de tres cuartos de cancha que hizo el panameño Alberto Blanco, que mandó por encima del vertical el portero costarricense Alvaro Mesén, llegó lo inesperado: el gol que sepultó todas las aspiraciones de Panamá de lograr un punto valioso... de oro... de mil quilates en el estadio Ricardo Saprissa.

Y fue precisamente Roy Myrie, un jugador que entró en la segunda parte y que había pasado desapercibido, el encargado de convertir la noche de felicidad para Panamá en una noche fatal, cuando con un disparo a quemarropa fusiló a los 92 minutos del tiempo corrido al arquero Jaime Penedo, para así darle el triunfo inesperado a su país por 2-1.

¿Qué pasó? Eso todavía no lo sabemos, porque el gol dejó a los nuestros tirados en la cancha y con las manos en la cabeza tratando de buscar una explicación de lo que había sucedido.

MINUTOS DE GLORIA

Bendito cartón rojo, ese que le sacó el árbitro mexicano Marcos Rodríguez al tico José Luis López, después de tener dos tarjetas amarillas en su contra, fue el que le cambió la cara a Panamá en el segundo tiempo.

Y es que la segunda parte apenas iniciaba, y con la desventaja de 1-0 (Wayne Wilson, 40 minutos de penal) los nuestros sabían que el juego estaba para un empate y, por qué no, para una victoria. Fue entonces que inició el ataque despiadado de la tropa istmeña, encabezada por el cerebro del equipo, Julio Medina III, quien suministraba balones peligrosos a José Luis Garcés.

Se jugaban los 55 minutos, cuando nuevamente apareció Medina III, y con un movimiento de cintura entró al área provocando que le cometieran la pena máxima. El encargado de cobrar fue Roberto Brown, cumpliendo al pie de la letra a los 57 minutos.

A partir de ese momento, Panamá tomó el control del juego y tuvo múltiples oportunidades de gol en las piernas de Garcés y de Brown, las cuales desperdiciaron.

Pero cuando parecía que el empate sería lo justo, apareció la figura de Myrie, quien definió cruzado, imposible para Penedo.

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