Crisis familiar afecta las vocaciones sacerdotales
El proceso de selección consiste en entrevistas con dos formadores.

Didier Hernán Gil | DIAaDIA

A cuatro días de haber celebrado la institución de la Eucaristía y, por ende, del sacerdocio (el pasado Jueves Santo), sacramento y orden que fueron creados por el propio Jesucristo en su vida terrena hace más de dos mil años, este apostolado en nuestros días se fundamenta en seguir esparciendo el amor en el mundo, pese a las injusticias sociales que vivimos en nuestro Panamá y en otras latitudes; no obstante, siempre se cosechan gotas de misericordia.

Y para conocer un poco más de este ministerio, DIAaDIA le presenta una radiografía y la realidad del centro de formación de los seminaristas panameños en su afán de continuar con ese legado cristiano, para el que se tienen que preparar por 8 años para iniciar su misión evangelística.

INDICIOS DE SEMINARISTAS

Los orígenes de la existencia de un seminario en Panamá se remontan a la época colonial, específicamente en las ruinas de Panamá La Vieja, cuando el obispo mexicano Fray Agustín de Carvajal O.S.A. fundó entre 1608 y 1612 el primer seminario en suelo istmeño. Más tarde, este seminario se trasladó a la región de Ayacucho, en el Perú.

Luego de varios intentos de crear seminarios de carácter diocesano, monseñor Francisco Beckmann abrió en Las Cumbres el Seminario Menor San José, el cual funcionó por un tiempo, pero cerró sus puertas. En ese periodo los que querían estudiar eran enviados a Canadá y países centroamericanos.

ITINERARIO DEL MAYOR SAN JOSE

En 1970 ese seminario fue reabierto, pero en la categoría de Seminario Mayor, cuya sede estaba en una propiedad de la diócesis en Avenida A. También estuvo ubicado en otra casa en calle 48, Bella Vista, y en el edificio de Monte Alverna, detrás de la iglesia de San Francisco de Padua.

No fue hasta 1980 cuando llegó a ocupar el sitio donde está actualmente ubicado, en la vía Ricardo J. Alfaro (Tumba Muerto), detrás de la USMA. Allí llegó a tener la población máxima de seminaristas en Panamá, que fue de 110 candidatos al sacerdocio, y así se mantuvo hasta 1996, donde bajó el número de seminaristas debido a que hubo una mayor selección de los candidatos, paralelamente el número de vocaciones disminuyó y también otras diócesis abrieron sus seminarios.

¿Y QUE PASO MAS TARDE?

Según Carlos Mejía, rector del Seminario Mayor San José (SMSJ), desde 1999 la población seminarística oscila entre 50 y 55 unidades. Calculó que por año entran una decena, pero este año llegaron 15 novicios y la tendencia es aumentar.

Mejía comentó que de acuerdo con las estadísticas económicas, un seminarista puede estar gastando entre su alimentación, educación y estadía alrededor de los 300 balboas mensuales. Por lo que se requiere una beca anual de más de 3 mil balboas por seminaristas, pero no todos gozan de este beneficio.

GUERRA CONTRA LOS GASTOS

El rector del SMSJ informó que los gastos de los seminaristas no becados son cubiertos por algunos bienechores. Y para solventar otros gastos, se requiere de actividades como la Cena de Pan y Vino y de la Campaña de Promoción Arquidiocesana, de donde reciben un porcentaje.

Mejía acotó que cada seminarista debe pagar su matrícula, que representa 50 balboas, cifra que puede ser pagada por sus familiares o por sus párrocos. Agregó que también se reciben donaciones esporádicas, y como todo en Panamá ha subido de precio, el SMSJ no escapa a esta realidad.

Resaltó que la pobreza jamás podrá ser una causal que impida al candidato iniciar un proceso de formación vocacional. El cura reveló que el apoyo de las empresas es casi nulo; sin embargo, la Fundación Galindo les extiende la mano.

IMPEDIMENTOS PARA INGRESAR

El presbítero sostuvo que entre los impedimentos para el ingreso al Seminario puede ser de orden moral, en la certeza que se puede tener sobre la inquietud vocacional.

Recalcó que en algunos casos el aspirante no tiene la vocación y quiere utilizar el sacerdocio como una forma de no promoción social o personal, definió esa acción como vocación sociológica.

Ante estos interesantes detalles, el Seminario está siendo muy atento, por lo que argumentó que ésta es una de las razones por las cuales el seminario no está lleno.

"Vienen muchos candidatos, pero en la selección somos lo más honestos con el aspirante, a sabiendas de las últimas problemáticas por las que ha pasado y ha sido cuestionada la iglesia católica panameña y las del resto del mundo. Eso el seminario lo ha tomado muy en serio".

Señaló que el proceso de selección consiste en entrevistas con dos formadores y ocho pruebas psicológicas donde se evalúa actitudes, conocimientos, personalidad, sexualidad, entre otros.

VARADOS A LA ORILLA DEL CAMINO

A criterio del rector, muchos seminaristas no terminan su noviciado, pues en el proceso de selección los resultados indican que hay una tendencia al sacerdocio, pero en su formación descubren que eso no es para él y tiene la libertad de irse. Enfatizó que esto es cuestión de fe y de convicción.

En sus cinco años como rector sostuvo que no hay crisis vocacional, sino crisis familiar, pues si en las familias no se promueven los valores y los preceptos cristianos, son pocas las vocaciones; no obstante, Dios sigue suscitando vocaciones.

"No hay crisis vocacional. Lo que pasa es que hay que saber buscar, saber promover, saber animar a los jóvenes y presentarles el sacerdocio como un ideal en sus vidas, y el principal promotor es el presbítero", expresó.

También añadió que es responsabilidad de toda la iglesia promover las vocaciones, pues el ministerio sacerdotal es parte fundamental e integral de la vida de la iglesia, ya que no puede haber iglesia si no hay ministros. ¡Feliz Pascua de Resurrección!

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