El silencio se apoderó de la Iglesia Corazón de Jesús. Entre amigos, compañeros y familiares se preparaban para darle el último adiós a María Carla Rivera Tejada, mientras el reloj marcaba las 4: 00 p.m. Sólo se escuchaban gemidos y sollozos por la muerte de la estudiante que por sofocar un incendio forestal en Honduras perdió la vida trágicamente, pero sus padres estaban juntos soportando el crudo dolor que les embarga.
Mientras los restos de María Carla estaban frente del altar, solo su sonrisa seguía impregnada en las fotografías que reposaban a un lado de la caja que contenía sus cenizas.
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