Su voz se entrecortaba cuando hacía aquella declaración que salía de lo más profundo de su corazón. Era evidente que Alfaro González, un pequeño futbolista de 12 años, estaba sufriendo por la incontrolable violencia que azota al país, principalmente a su barrio de El Chorrillo.

Con un gran dolor reflejado en su rostro, Alfaro reveló a DIAaDIA aquel deseo que le había pedido a Dios: "Que por favor toque el corazón de sus tíos para que dejen las pandillas y sigan sus estudios".

De repente, el pequeño soñador, sentado en el engramado artificial del parque Amelia Denis de El Chorrillo, comenzó a mirar a sus compañeros que estaban escuchando atentamente cada una de sus palabras, y que uno de sus amigos repetía frecuentemente: "No a la violencia, queremos paz en Panamá".

"Mi madre me ha dicho que siga los estudios, que en un futuro quiere verme convertido en todo un profesional y que no imite los pasos de mis tíos y de los otros jóvenes que andan en violencia" dijo González, quien actualmente juega en el Torneo del Programa de Seguridad Integral (PROSI) que se realiza en su comunidad.

MENSAJE

"Quiero que los jóvenes de El Chorrillo busquen a Dios y que practiquen deporte".