Cada año llegan más visitantes. (Foto: MAURICIO VALENZUELA /EPASA)
Delfia Cortez
| Colón, DIAaDIA
Siempre se tienen presente, pues quedan en el recuerdo.
El sonar de los cascabeles daba paso a recordar la liberación de la esclavitud de los negros, los aportes culturales dejados en sus descendientes afropanameños y, sobre todo, en el afrocolonial de Panamá.
La historia nos recuerda que el enfrentamiento entre congos y diablos tiene su máxima expresión el día en que los congos salen a la caza de los diablos, entre ellos el Diablo Mayor, con la ayuda de otros personajes llamados "ángeles" para atraparlos, desenmascararlos y bautizarlos, ganando el bien la batalla final.
Los congos y los diablos son sinónimo de rebeldía y libertad. Portobelo vibró al ritmo del rey Juan De Dios, de la reina María Merced, el Pajarito, y miembros de la corte conga y los congos plebeyos, quienes representaron la máxima expresión de los negros esclavos, que se burlaban, molestaban, enfrentaban y lucharon contra el patrón español, representado por los diablos, especialmente el Diablo Mayor.
La influencia folklórica y cultural de los congos y diablos colonenses, los ritmos de percusión y cantos afrocaribeños, al son de tambor fueron del deleite de los visitantes, que se rindieron ante la historia afro de Portobelo y Panamá.