Contraste. Esta palabra pareciera que se ha convertido en el sinónimo de Panamá. Existen contrastes de razas, credos y religiones, y de un tiempo acá hasta de entradas económicas, ya que en algunos bolsillos alumbra el dólar y el balboa; mientras en otras el dinero brilla por su ausencia.
En barrios como Santa Ana y El Chorrillo la gente sobrevive de muchas formas, unos con la economía informal, otros recibiendo el calor de una paila que fríe pescado, y algunos más en labores referentes a la belleza.
Ese es el caso de Elodia Mowatt, que reside en el corregimiento de Santa Ana, en el edificio El Divino Niño, junto con su esposo Ismael Mela y sus dos hijas Blanquita y Solange.
Elodia o "Vicky", como es conocida por sus vecinos, setea y hace pedicura y manicura a todo aquel que necesite de sus servicios, en su hogar.
A pesar de que es fiel creyente del dicho: “Si hay miseria, que no se note”, reconoce que cuando su esposo Ismael laboraba, la vida le sonreía más, y una muestra de ello es un gran televisor que se ve en la entrada de la casa y las baldosas que son el testimonio de las glorias pasadas.
Pero, con tantas vicisitudes, ¿cómo sortea Vicky sus gastos, sobre todo cuando la Canasta Básica cada día aumenta más? DIAaDIA acompañó a esta joven señora toda una jornada completa y, observó, mediando pocas palabras, qué hace y deja de hacer esta dama para que su familia tenga lo más importante, que es la comida y los materiales para que sus hijas asistan a sus respectivos centros de estudio.
LA VIDA EN CASA DE VICKY
Hora, 7:00 a.m. A esa hora Blanquita, la hija mayor de Vicky, empieza a preparar el desayuno, tanto para ella como para su hermana Solange. El primer alimento del día de estas jóvenes consiste en pan, mantequilla, mortadela, café o té.
La madre de las jóvenes sortea el famoso efecto cascada en la tienda del “chinito”, a pesar de que a unos cuantos metros hay dos supermercados inmensos. ¿Cuánto se le fue en la compra de esta comida considerada la más importante?, B.2.00.
El apartamento de Vicky es pequeño, a pesar de las remodelaciones. Está conformado de un altillo, en el que todos duermen, la cocina, comedor y sala. El mantenerlo limpio es indispensable, por eso, después de comer se realizan las labores domésticas habituales para evitar que todo se vea enredado, ya que la cocina sirve también de lavandería y de tendedero.
A las 11:00 es la otra visita a la tienda, pero en esta ocasión es para abastecerse de los comestibles para el almuerzo. Aceite, pescado, poroto, arroz y sazonadores para guisar son los ingredientes. Por sus constantes visitas, ya nadie tiene que decirle en qué mostrador están ubicadas las cosas. Total de esta inversión diurna: B.4.95.
Muy cerca de las doce, y como fondo la música del programa “Mujer, casos de la vida real”, le llegó su primera cliente para colocarse rollos. Al poco rato, otra señora apareció en escena para realizarse uñas con diseño, que está de moda entre las residentes de estos sectores. Las féminas pagaron por el seteo B.1.50, y B.2.00 por el trabajo en sus pies.
El día transcurre a son de bachata y reggae y comentarios de los hombres sobre los resultados del fútbol. Sin darse cuenta, llega la cena, que es empatada con pan flauta, salchichas, sodas y té.
El mundo de Vicky no es muy diferente a el de muchas santaneras, aunque hay una nota a su favor. Esta mujer, de 34 años, a pesar del desempleo, trata de no mirar el mundo en las lastimeras tonalidades del blanco y negro, sino que le agrega colores para que su realidad no sea tan dura y para que sus retoños miren el mundo con positivismo, sobre todo porque desea que sean unas exitosas profesionales.
MEDIA NARANJA
Ismael es quien comparte los días con Vicky. Con sus cuarenta años, Ismael se encuentra desempleado, aunque cuenta con un requisito indispensable en cualquier empleo, habla inglés.
En otrora, se desempeñaba como salonero, pero admitió que en Panamá, para la gente negra es muy difícil un buen puesto de trabajo.
Recordó que en una ocasión, sin que lo vieran, mandó su hoja de vida a un restaurante y lo llamaron para la entrevista. Al entrar al local le dijeron que por sus conocimientos estaba contratado, pero que iba a laborar en la cocina. “¡Cómo yo voy a trabajar en la cocina si no sé nada de cocina, lo mío ha sido siempre ser salonero!”, explicó.
Consideró que en las líneas de cruceros no se ven estas acciones, por lo que espera que le den la oportunidad en uno, aunque se tenga que alejar del hogar por meses.
Por ahora corta cabellos a B.2.00 a los pocos clientes que llegan, sobre todo si te toma en cuenta que todas las esquinas de Santa Ana se ven salpicadas por la presencia de salones de belleza y barberías, tanto de nacionales como extranjeros.
OTROS GASTOS
Esta familia presenta otros gastos que no van dentro de la Canasta Básica Familiar.
En luz afirman que deben pagar B.25.00 y en agua B.12.00.
Su hija mayor estudia publicidad. Para compromisos propios de esta carrera universitaria, entre ellas foto copias, transporte y comida, se le suministra diariamente B.3.00. A la más pequeña se le concede B.1.00.
Por el número de clientes fluctuantes, si deben sacrificar algo es la cena, por lo que comen, si no hay suficiente dinero, pan flauta con mantequilla, té con salchicha o mortadela.
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