Su amor es enseñar. Crescencia Villarreal es una maestra que tiene experiencia en educar a niños de primaria. Actualmente es maestra jubilada, pero su vocación de enseñar la mantiene laborando en la escuela Bilingüe de Santa Marta, ubicada en Pueblo Nuevo.

Antes de que iniciara el año escolar, Crescencia estaba pendiente de cuál sería el salón que ocuparía para tenerlo arreglado para sus estudiantes.

Ella contó que tiene 35 años de ser docente y que a lo largo de su carrera ha vivido y vive inolvidables experiencias que la hacen ser mejor profesional.

Recordó que inició en la escuela La Empalmada de Changuinola, en donde laboró con una directora que marcó su vida al enseñarle que jamás se va a las clases a improvisar. "Siempre hay que preparar la clase para lograr que el niño aprenda bien", reiteró Crescencia.

A la edad de 17 años, empezó su faena de la que no se arrepiente. "En vacaciones de medio año y las de verano me traía a estudiantes que no conocían la ciudad capital", esos son recuerdos maravillosos.

Su experiencia la alcanzó en diversos centros educativos como El Copecito en San Carlos, Tomás Arias en Chilibre, República de Italia en San Miguelito, la Bilingüe de Cerro Viento y ahora la Bilingüe de Santa Marta.

Ella decidió ser maestra debido a que tenía varios parientes que eran educadores. Pero su afán era ser secretaria; sin embargo, escribir a máquina no le agradaba. "No me arrepiento de ser educadora, no es fácil, pero se aprende mucho", reconoció la docente.

Antes, educar a los alumnos era mejor porque se tenía el apoyo de los padres, ahora los padres de familia vienen a las escuelas a pegarles a los docentes, agregó Crescencia.

Después de tanto años de profesión, ella se encuentra con estudiantes a los que les dio clase, quienes la saludan y la recuerdan. "Muchos son abogados y docentes", dijo.

RECUERDOS

Crescencia mantiene un álbum de fotografías de sus ex estudiantes.