Así quedó la parte delantera de La Oca Loca al colapsar. (Foto: Agustín Herrera / EPASA)
Jesús Simmons y Milagros Murillo
| DIAaDIA
¡Infierno! Eran las 3:41 a.m. cuando una llamada alertó al personal del Cuerpo de Bomberos de un incendio en un local comercial en Calidonia. A esa hora, aún los residentes de los edificios aledaños a La Oca Loca dormían, sin saber que pronto vivirían momentos de angustia.
Éste no resultó ser un fuego cualquiera, pues las llamas, que alcanzaban varios metros de altura, lograron vencer al grupo de bomberos de la Guardia Permanente que acudió al primer llamado.
Rápidamente el siniestro consumió La Oca Loca, parte del almacén de textiles El Invencible y La Onda. Fue entonces cuando se dio una alerta máxima para que todos los camisas rojas, incluyendo los voluntarios y quienes no estaban de turno, acudieran a la emergencia.
Poco a poco iban llegando más bomberos, que relevaban a sus compañeros exhaustos por el trabajo y la falta de oxígeno por no portar ni siquiera mascarillas. Así mismo, un contingente policial empezó a reforzar el perímetro para evitar que personas malintencionadas se aprovecharan de la situación.
Al lugar también se presentaron los dueños de los almacenes, que veían cómo miles de dólares en mercancía eran consumidos por las llamas y con ello, aumentaba la preocupación de decenas de trabajadores que desconocían su futuro. Más tarde se supo que ellos serán reubicados en otros establecimientos.
CAUSAS
Al parecer, en una basura ubicada en la parte trasera de La Oca Loca, donde hay muchos indigentes, fue donde empezó el fuego. Pero es la Oficina de Seguridad del Cuerpo de Bomberos la encargada de determinar las causas que lo provocaron.
DURO DE MATAR
Eran pasadas las 8:00 a.m., cuando el fuego había sido sofocado, pero existía el temor de que el muro adyacente a la escuela Pedro J. Sosa colapsara y pusiera en peligro al plantel. Fue entonces cuando un fuerte ruido alarmó a los presentes y convirtió en realidad los temores, pues el muro se desplomó y se volvieron a avivar las llamas.
Nuevamente, empezó la lucha que parecía interminable. Sin rendirse, bomberos, policías, personal de SINAPROC y voluntarios seguían en la faena y volvieron a controlar el incendio. Finalmente, cuando todo parecía haber terminado, otro fuerte rugido alertó a los bomberos que estaban debajo del edificio, que tuvieron que correr, pues la parte frontal de la estructura se derrumbó por completo.
La situación permitió que los camisas rojas pudieran tener un mejor acceso al local y controlar las llamas, a eso de las 3:00 p.m. y que a pesar de las penurias, no lograron ganarle la batalla a los bomberos.