La angustia llegó a mi vida y pasé saltando de iglesia en iglesia buscando sólo lo que me convenía. El día en que el sacerdote me halaba las orejas, entonces me levantaba de la silla y partía.
Llegué a juzgarlos, simplemente porque la piedra me caía en la cabeza. Perdí la cuenta de cuántas iglesias y reuniones visité buscando un milagro, que Dios atendiera mis necesidades y resolviera mis problemas.
Mi búsqueda se centraba en las cosas que yo quería para mi vida, pero no quería asumir un compromiso.
Luego de varios golpes aprendí que Dios quiere que seas un instrumento para llevar una mensaje de esperanza al mundo.
Al menos, no llegué al extremo de colocar una santo boca abajo, como lo hacen aquellos desesperados por conseguir "el amor de sus vidas" o vestirme sólo para una ocasión, tras la pista de un milagro al Jesús Nazareno. Tampoco caminé de espaldas o permití que me cayera esperma de vela caliente para agradecer por un favor recibido.
El Señor atendió mis inquietudes y me hizo entender lo siguiente: Dios tiene grandes planes para tu vida y los planes son para tu bienestar, para hacerte feliz y no para que estés triste y desconsolado.
No importa el nivel de desesperación que enfrentes, Dios quiere convertir tu hoy y tu ayer en un mañana mejor.
La prueba que hoy atraviesas, lo que te está causando desesperación forma parte del plan que Dios ha trazado para ti.
Si quieres conocer el plan de Dios para tu vida tienes que salir de la rutina, de la oscuridad. Sólo entenderás lo que Dios está haciendo cuando camines por el camino de la luz. Lee la Biblia y abre tu corazón a Cristo.