Anoche soñé contigo nuevamente y caí en cuenta que desde hace algunos meses ya no te tengo a mi lado. Los días pasan y pasan, algunos son buenos, malos y otros regulares. Confieso ser una persona sumamente sentimental, pero tu recuerdo me agobia y me afecta, hay instantes en los que cada momento feliz vivido a tu lado es como hurgar la herida tan honda que hay en mi pecho desde el día que te fuiste. Te extraño, no tienes idea cuánto, y aunque sé que estás mejor y eres feliz, siento dolor al pensar que soy una egoísta, porque te quiero aquí, conmigo, cerca, no lejos. Cuánto daría por llamarte y escuchar tu dulce voz, tus fuertes carcajadas y sabios consejos que siempre lograban calmarme y aplacar mi negativismo.
Anoche soñé contigo, no recuerdo con exactitud qué era, pero mi memoria guarda con celo el momento en donde me abrigabas con tus brazos y sin decir una palabra en ese instante, encontraba la paz que necesitaba para ser feliz.
Anoche soñé contigo, y fue el contacto más cercano que tengo ante tu ausencia, no sé si soñar siempre o rogarle a Dios que mis encuentros con Morfeo tengan a otro protagonista, pues las lágrimas son incontenibles cuando despierto y recuerdo que no estás cerca.
¡Por qué es tan difícil dejarte ir! Tengo que aceptar la voluntad de Dios y saber que en esta vida las cosas pasan por algo y que tu partida representa tu felicidad, conocerás a otros seres, estarás más en contacto con el Salvador, tendrás un privilegio que pocos tienen y que desearían tener.
Anoche soñé contigo y fue impresionante, estabas tan diferente, tu semblante irradiaba armonía, tu aspecto era el mismo, mas tenía algo especial, algo que nunca había visto, pero indescriptible, tanto que no puedo explicar.
Pero ¡qué inconsciente soy!, debería estar contenta por ti, te reencuentras con viejos amigos, con familiares, y yo estoy aquí rogando que vuelvas. No merezco tu cariño.
A medida que escribo recuerdo lo que compartí en ese lapso, te reías y reías y mi asombro al verte de nuevo, fue tanto que no me atrevía a hablarte, solo presenciaba y te admiraba.
Anoche soñé contigo y por primera vez desde aquel último día que hablamos por teléfono, escuché tu voz que me decía: "Siempre estaré con ustedes", de pronto todo cambió y desperté, sí, desperté, con muchas interrogantes, dudas, ganas de saber más de ti, qué has hecho en este tiempo, pero no pude, ¡Dios!, no pude.
La falta de tiempo ha impedido que te visite y te lleve rosas. La belleza en sus formas y su adorable olor hizo que adoptaras esa hermosa creación como nombre: Rosita.
