
En todo momento los padres de Adrián estuvieron con él una vez regresó.
Foto: ROBERTO BARRIOS/ AP
En todo momento los padres de Adrián estuvieron con él una vez regresó.
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En todo momento los padres de Adrián estuvieron con él una vez regresó.
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Algunos de sus hermanos a la espera
La abuela Agripina estaba feliz de ver a su nieto.
Cuando Adrián era atendido.
Al momento que lo hallaron
Yamazín esperaba ansiosa a su amigo.
En todo momento los padres de Adrián estuvieron con él una vez regresó.
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Algunos de sus hermanos a la espera
La abuela Agripina estaba feliz de ver a su nieto.
Cuando Adrián era atendido.
Al momento que lo hallaron
Yamazín esperaba ansiosa a su amigo.
En todo momento los padres de Adrián estuvieron con él una vez regresó.
Foto: ROBERTO BARRIOS/ AP
Algunos de sus hermanos a la espera
La abuela Agripina estaba feliz de ver a su nieto.
Cuando Adrián era atendido.
Al momento que lo hallaron
Yamazín esperaba ansiosa a su amigo.
En todo momento los padres de Adrián estuvieron con él una vez regresó.
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Algunos de sus hermanos a la espera
La abuela Agripina estaba feliz de ver a su nieto.
Cuando Adrián era atendido.
Al momento que lo hallaron
Yamazín esperaba ansiosa a su amigo.
En todo momento los padres de Adrián estuvieron con él una vez regresó.
Foto: ROBERTO BARRIOS/ AP
Algunos de sus hermanos a la espera
La abuela Agripina estaba feliz de ver a su nieto.
Cuando Adrián era atendido.
Al momento que lo hallaron
Yamazín esperaba ansiosa a su amigo.
Ayer, por fin su madre Sabrina De La Cruz y su padre Arnaldo Vásquez lo abrazaron luego de estar más de un mes y tres días orando a Dios para que regresara; ellos siempre tuvieron fe de que su hijo estaba vivo.
Más delgado de lo normal, con semblante de cansancio, una mirada perdida y lágrimas en su rostro se observó a Adrián, quien pisó suelo panameño a las 5:21 p.m. en el Aeropuerto Internacional de Tocumen.
Al verlo, sus familiares gritaron “Santi, Santi”, y lloraron de felicidad, y él, por segundos, esbozó una sonrisa. Y es que en su mente y corazón guarda el recuerdo de que la misma suerte no la corrieron Elvis Oropeza, de 30 años, ni Fernando Osorio, de 16, quienes murieron el 10 de marzo y 15 de marzo, respectivamente, producto de la deshidratación.
A través de un cable de la agencia AP se informó que Adrián, una vez fue rescatado en islas Galápagos, explicó al capitán del barco de bandera ecuatoriana que tuvo que tomar la difícil decisión de lanzar los cadáveres de sus amigos a los tres días de muertos, por el estado de putrefacción en que estaban. Además de que a raíz de una lluvia milagrosa que cayó el 19 de marzo recogió tres tanques de agua dulce y comía pescado crudo para sobrevivir, pues el fogón se mojó.
Sabrina manifestó que fue un momento muy emotivo e indescriptible cuando vio a su hijo y lo abrazó con la misma ternura como lo hizo cuando lo dio a luz hace 18 años.
Y es que, desde las 4:00 p.m., la sala de espera del aeropuerto fue llenándose de familiares, amigos y conocidos de San Carlos, Farallón y Río Hato, el pueblo natal de Adrián, quienes querían verlo porque consideran que el estar vivo es un milagro de Dios, ya que pasó tantos días con poco alimento.
Contando los segundos estaban Arnaldo, Jomar, Honsel, Elián, Aldaír, Cristhian y David, los otros hermanos de Adrián, quienes estuvieron orando para que “Santi” estuviera con vida y volviera a estar junto a ellos.
El pasado 22 de marzo, Adrián realizó una llamada a su amiga Yamazín notificando que estaba con vida y así, luego de 26 días de desaparecido, obtuvieron información.
Ayer, una batería de periodistas también esperaba por él, pero no dijo una sola palabra; su madre a su derecha y su padre a la izquierda lo custodiaron para que nadie se acercara.
Anoche, Adrián fue trasladado al Hospital Santo Tomás, donde recibió atención médica, pues su condición de salud aún es delicada por estar 29 días sin comer.