El enemigo principal, ¿cuál es? ¿La dictadura militar? ¿La burguesía? ¿El imperialismo? No, compañeros. Yo quiero decirles esto: nuestro enemigo principal es el miedo. Lo tenemos adentro.
Esto lo dijo Domitila, una humilde campesina boliviana, allá en la mina de estaño de Catavi.
Y sin perder el tiempo, se fue a la capital con otras cuatro mujeres y una veintena de hijos. En Navidad empezaron la huelga de hambre. Nadie creyó en ellas. A más de uno le pareció un buen chiste:
- Así que cinco mujeres van a voltear la dictadura, decían a carcajadas muchos de sus compatriotas.
Pero al poco tiempo, el sacerdote Luis Espinal fue el primero en sumarse a las huelguistas. Al rato, ya iban mil quinientos sumados a la huelga de hambre en toda Bolivia.
Las cinco mujeres, acostumbradas al hambre desde que nacieron, llaman al agua pollo o pavo, y chuleta a la sal, y la risa las alimenta.
Se multiplicaban, mientras tanto, los huelguistas de hambre, tres mil, diez mil, hasta que eran incontables los bolivianos que dejaban de comer y dejaban de trabajar, unidos por una misma causa.
Luego, veintitrés días después del comienzo de la huelga de hambre, el pueblo invadía las calles y ya no había manera de parar esto.
Al final, las cinco mujeres habían volteado la dictadura militar.
Al hacerlo, habían dado una gran lección: Lo único que se consigue con el miedo, es el fracaso y la opresión... nunca el triunfo.
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