Aprovechan la marea para ir de pesca. (Foto: HERMES GONZÁLEZ / EPASA)
Milagros Murillo F.
| DIAaDIA
¡Si hay pesca'o, si hay pesca'o!, gritaba Belisario Urrutia, mientras vendía el producto del mar por las calles estrechas del corregimiento de Garachiné, en Darién.
Apenas lo escucharon, sus clientes fueron sacando los platones en donde Belisario les hecha los pescados que transporta en un tanque. Allí había peces de todos los tamaños y las personas escogían el que más le gustaba y que su dinero alcanzaba.
Este señor a quien parece ya no hacerle efecto el sol para salir a vender, contó que trabaja para una compañía que le compra los pescados, aunque también vende en la comunidad.
La venta se hace casi todos los días y hay veces que corre con mayor suerte y vende todo el producto, lo que le da cosa porque hay personas que se quedan sin comprar.
Como todo buen campesino Belisario no sólo vive de la venta de pescado, sino que también trabaja la tierra y siembra productos como: arroz, frijoles, ñame, yuca y maíz.
Aconsejó que toda persona para salir hacia adelante y obtener las cosas, tiene que sacrificarse, porque nada en esta vida es fácil.
Y así se fue Belisario, gritando por las calles de Garachiné, pues quería vender los pescados antes de que cayera la tarde para estar a tiempo en su casa y compartir con su familia.
SU FAMILIA
Belisario es padre de tres niños que asisten a la escuela y vive también junto a su esposa en Garachiné.