Entre dos pasiones
En estos momentos se prepara para un certamen mundial que se efectuará en el mes de noviembre.

Diamar Díaz Nieto | DIAaDIA

No hay mayor bálsamo para el cuerpo y alma de un enfermo, que la persona que atienda esas dolencias tenga, además de muchos conocimientos, un trato amable.

Didier Darío Espinoza Chichaco es uno de esos galenos que diligentemente atiende a sus pacientes en el Centro de Salud de Veracruz.

Acompañado de ese trato esmerado y de un eficiente diagnóstico, existe en la vida de este caballero, de 33 años, una pasión que le ha dado tantas satisfacciones, al igual que la medicina. Su otra vocación es cultivar su cuerpo a través del fisiculturismo.

Con el transcurso del tiempo esta afición, que comenzó en México cuando estudiaba medicina, lo ha hecho merecedor de muchos trofeos.

En estos momentos se prepara para un certamen mundial que se efectuará en el mes de noviembre.

En la medicina ha encontrado también muchos momentos de agrado. Espinoza reconoció que le llena de gran alegría que las personas que se acercan al consultorio en el que labora le digan que gracias a él se curaron.

Como anécdota, contó que los pequeñuelos cuando lo ven quedan impresionados con sus brazos. "Cuando los niños me ven, creo que les da un poco de miedo, porque se sorprenden mucho", admitió.

En la vida de este súper doctor hay mucha alegría, sobre todo porque está felizmente casado y su señora lo hará papá en los próximos meses, hecho que lo mantiene ilusionado.

Sobre cómo ha mezclado estas dos disciplinas, que para muchos son contrastantes, reconoció que el fisiculturismo le gusta mucho. "Me encanta el fisiculturismo, no lo puedo dejar, es parte de mi vida", concluyó.

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