Cocinan en "la playita" y cargan la paila hacia la Catedral. (Foto: Jesús Simmons y Erick Marciscano / EPASA)
Jesús Simmons
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¡Qué noche la de anoche! Tremenda experiencia viven los indígenas y campesinos que luchan por sus tierras y que se encuentran apostados en la Plaza de la Independencia. Ellos manifestaron que a pesar de las limitaciones que tienen en sus casas, allá en el campo, por lo menos están más cómodos.
El inclemente frío de la noche azotaba los cuerpos de los indígenas que dormían. Su cama es una vieja sábana tendida en el duro piso de la Plaza de la Independencia.
"Yo soy el vigilante y cuido el campamento mientras mis compañeros descansan. Gracias a Dios, nunca hemos tenido problemas", dijo Pedrito, uno de los indígenas.
Los que aún estaban despiertos rezaban porque las autoridades atiendan sus quejas, mientras tanto, una olla llena de café impregnaba el ambiente con su aroma.
Otros veían documentales ambientales en una televisión prestada, aclarando que allí no se veía novelas, sino que se ilustran con la experiencia que han vivido otros países, por la misma razón que los mantienen en este campamento.
Por otro lado, indígenas y campesinos aprovechan la tranquilidad de la noche para conversar en las bancas con familiares que residentes en la ciudad y que no veían desde hace mucho tiempo.
Se observó que muchos, antes de dormir se duchan en un baño que les facilita un vecino de San Felipe para poder sentirse frescos.
Entrada la noche, ya todos descansan esperando a que los rayos del sol los levante a la mañana siguiente para continuar con su lucha.
EXPECTATIVA
Depende de lo que diga el mandatario mañana, deciden si mantienen la medida.