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Esfuerzos de nuestra campiña

Arnoldo Zeballos | Especial para DIAaDIA

Bajando la montaña llamada la India Dormida de Antón, acompañados del guía David Rankin, hubo que hacer un alto al descender esta montaña. Hacía sed y la meta final aún estaba distante.

A lo interno de aquella trocha, sólo estaba cerca una humilde casa de zinc. Allí vive la familia Rodríguez.

Pero, ¿qué cree usted que estaban haciendo?

Ni más ni menos, ellos sacaban provecho de un trapiche artesanal, pero en vez de caballos, era la fuerza humana de dos familiares lo que impulsaba la molienda de la caña.

Sí, exquisito jugo de caña, recién hecho en casa. En vista de que el producto es atractivo, esta familia decidió vender a 50 centésimos la botella de jugo de caña. Pero ellos recalcaron que el precio original en el mercado es de hasta B/.1.50.

Ni modo, era otro nutriente más en medio del agotamiento físico de aquella aventura en la India Dormida de Antón.

En esa casa humilde fue notorio que la jornada la realizan con amor, la caña es fruto de los siembros de su finca y lo que obtienen es fruto del trabajo en unidad.

¿Hermoso verdad? Recuérdelo, esas cosas sólo pasan allá 'onde uno.

Son cosas de las que usted y yo nos debemos sentir orgullosos, pues esa es nuestra gente, preparando un jugo a lo panameño.





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