En las manos de cada cual está cambiar el mundo. Es difícil, pero no imposible si se tiene voluntad. Un gran sabio lo resume así:
Si yo cambiara mi manera de pensar hacia los otros, me sentiría sereno.
Si yo cambiara mi manera de actuar ante los demás, los haría felices.
Si yo aceptara a todos como son, sufriría menos.
Si yo me aceptara tal cual soy, quitándome mis defectos, cuánto mejoraría mi hogar, mi ambiente.
Si yo comprendiera plenamente mis errores, sería humilde.
Si yo deseara siempre el bien de los demás, sería feliz.
Si yo encontrara lo positivo en todos, la vida sería más digna de ser vivida.
Si yo amara al mundo, lo cambiaría.
Si yo me diera cuenta de que, al lastimar,
el primer lastimado soy yo.
Si yo criticara menos y amara más…
si yo cambiara…
¡Cambiaría al mundo!
Con esto, el sabio nos da una lección que jamás debemos olvidar: Para cambiar el mundo, para hacer más hermoso todo lo que nos rodea, para ser más felices con los demás y con nosotros mismos, para ver más allá de lo evidente y hacer un mundo mejor, todo lo que tenemos que hacer es empezar a cambiar nosotros mismos. Lo demás, vendrá por añadidura.
¿Te sientes capaz de empezar desde hoy?
Ojalá que sí, porque mientras más pronto lo hagas, más pronto el mundo será mejor gracias a ti.
|