
Una persona enferma pero bien alimentada resiste mejor las enfermedades, así lo asegura el Manual “Ayudando a Crecer” de la Organización Panamericana de la Salud.
Esto debe ser particularmente recordado cuando un bebé o un niño menor de seis años tiene diarrea.
El intestino “llora” agua por sus paredes para lavarse una infección que ha cogido. Por eso se produce la diarrea. Pero no todo el intestino se enferma. La parte sana puede seguir aprovechando los alimentos.
Si los bebés y los niños con diarrea siguen alimentándose, aunque pierden un poco de nutrientes por la enfermedad, siempre pueden aprovechar los alimentos que reciben. Además, seguir comiendo acelera la recuperación de las funciones del intestino, incluyendo la habilidad para digerir y absorber.
Si cada vez que el bebé tiene diarrea se le deja de alimentar por varios días, se afectará su crecimiento físico e intelectual.
Muchas veces las personas que cuidan a niñas y niños, les suspenden los alimentos, les dan menos o se los diluyen pensando que así les disminuirá la diarrea. El alimento no hace que aumente la diarrea. Si los bebés y los niños no reciben alimentos, pierden peso, la diarrea se les prolonga y demoran más en sanarse. De manera que muchos niños que tienen diarrea aguda y les suspenden los alimentos, empeoran y se enferman de diarrea crónica.