Cocobolo codiciado


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Mula retenida en la sede del Senafront, en Santa Fe, llevaba tucas del árbol cocobolo.

Fotos: QUINT? MORENO

  • Cocobolo codiciado

    Mula retenida en la sede del Senafront, en Santa Fe, llevaba tucas del árbol cocobolo.

    Fotos: QUINT? MORENO

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    Mula retenida en la sede del Senafront, en Santa Fe, llevaba tucas del árbol cocobolo.

    Fotos: QUINTÍN MORENO

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    Mula retenida en la sede del Senafront, en Santa Fe, llevaba tucas del árbol cocobolo.

    Fotos: QUINTÍN MORENO

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    Mula retenida en la sede del Senafront, en Santa Fe, llevaba tucas del árbol cocobolo.

    Fotos: QUINTÍN MORENO

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    Mula retenida en la sede del Senafront, en Santa Fe, llevaba tucas del árbol cocobolo.

    Fotos: QUINTÍN MORENO

Quintín Moreno - DIAaDIA

Manzana de la discordia. Un ambiente donde no habían problemas y todos trabajaban en conjunto para vivir mejor, era el que existía en las comarcas de Wargandí y Emberá-Wounaan, en la provincia de Darién, comunidades donde hoy la extracción y comercialización de la madera del árbol cocobolo, genera que los pueblos se enfrenten y que la avaricia sea la diosa de la provincia.

El conductor de un tractor identificado como Ezequiel Batista y un indígena de nombre Aquilino Opúa, murieron y otras personas resultaron heridas en enfrentamientos entre nativos y madereros en Platanares y Chimán, el pasado viernes; pues se intentó quemar la maquinaria utilizada para talar árboles de cocobolo.

Se extrae ilegalmente

La situación no es diferente en Mortí, pues mientras la United States Agency International Development (USAID), organización no gubernamental, trata de que los pueblos indígenas progresen con el programa forestal comunitario, comercializando especies de árboles de forma legal, moradores denuncian que otras empresas talan árboles cocobolo en esta región, donde se vende 1 pie del madero a 8 dólares, sin permiso, donde ya van 8 mil derribados y se paga 20 mil dólares por semana a la comunidad Kuna-Wargandí para que permita la acción, pues no existen estudios de impacto ambiental.

Los pobladores manifiestan que camiones volquetes salen desde las 8:00 p.m. de Mortí hasta las 5:00 a.m., con árboles cocobolo, donde se les pone tierra arriba para disfrazar la ilegalidad. Ellos aseguran que la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) es consciente de esto y no hace nada. Ante tal acusación, este medio intentó obtener la versión de la institución, pero no fue posible.

El árbol cocobolo es una madera muy valorada por su dureza, color y sonido, muy utilizado para pisos y muebles; aunque en Panamá es exportado al extranjero.

Ojo al Cristo

El gerente de International Woodwork, Joaquín Zhang, quien invierte para extraer madera de manera legal en Mortí, Darién, asegura que con la comercialización se aprovecha el recurso de la naturaleza y no se causa daño al ambiente, utilizando la regeneración. A la vez la comunidad recibe un ingreso para progresar, ya que él ha firmado un contrato por 25 años con el pueblo, donde les paga $50 mil en todo ese lapso y debe trabajar en obras sociales.

Zhang se muestra preocupado, porque hay quienes se están dedicando a la tala ilegal del cocobolo, no existen programas de conservación y no se dejan beneficios al pueblo.

El 29 de marzo el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) y la Anam retuvieron mediante operativo en Santa Fe, a dos mulas con árboles cocobolo.

El ingeniero forestal de la Anam, en Darién, Alvin Rodríguez, adujo que los conductores tendrán que brindar declaraciones, puesto que habían 38 tucas de cocobolo y hay quienes reciben permisos, pero los utilizan de otra forma.

 
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