Dueño de su vida yde sus actos
Carlos Ávila.

Rubén Polanco | DIAaDIA

No quiere depender de nadie y busca lo suyo honradamente. Carlos Ávila es un señor que a sus 62 años no pierde el ánimo para seguir trabajando, en busca del sustento diario.

Se considera todo un profesional, pues a pesar de las muchas dificultades que se le han presentado, se mantiene laborando en su humilde puesto de limpieza de zapatos, ubicado en las aceras de Avenida Perú, frente a la Gobernación de Panamá.

Admite que su humilde empleo no le da para muchas cosas. "Si acaso consigo para comer y el pasaje. A veces, me las veo a gatas para comprar el betún", dijo. No obstante, se mantiene en actividad. Tiene clientes fijos y de confianza, que acuden en busca de sus servicios por la calidad de trabajo que ofrece.

Ya son 4 años de intensa faena puliendo zapatos. Es una persona seria y que le gustan las cosas rectas. Al puesto acuden funcionarios públicos, entre ellos fiscales y gobernadores. Por limpieza cobra 50 centavos.

Tuvo que optar por este trabajo, debido a que ejercía su profesión de tapicero, pero le cerraron el taller por otras situaciones.

Es conocido por sus amigos como "Bala", pues cuando era joven era muy veloz en su faceta de atleta, la cual culminó cuando lo operaron de apendicitis.

Labora desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde, porque asegura que "hay que comer todos los días". Ahora Carlos enfrenta otra dificultad, la cual le está dando la cara: su señora Priscila Patterson está hospitalizada desde hace más de dos semanas en el Hospital Santo Tomás, luego de ser atropellada por un bus en vía España.

Ávila indicó que hay días en que no puede dormir tranquilo, pues debe gastar en medicamentos y demás, pero tiene la deuda de la hospitalización de su cónyuge, que se le hace difícil de pagar.

Su hija es como un alma de Dios, ya que es quien lo está ayudando ante esta situación.

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