Artista del betún
Eduardo Fajardo. (Foto: Miguel Cavalli)

Denise Lara | DIAaDIA

Ningún trabajo, mientras sea honrado, es malo. Así lo aprendió Eduardo Fajardo, quien desde la corta edad de siete años, se dedica a embolar calzados y se ha convertido en uno de los mejores. Su técnica la aprendió mientras vivía en El Marañón, observando el trabajo de "Pedrito", un conocido que también se dedicaba a lustrar zapatos.

A sus 44 años, Eduardo ha tenido vasta experiencia en otras labores. Entre otras cosas, se ha dedicado a la reparación de barcos, elaboración de mayas de pescar y ha laborado como ayudante de plomería, sin embargo la falta de plazas ha hecho que Eduardo regrese al mundo del betún y los calzados. Dentro de su humildad, asegura que no le va nada mal. "Siempre sale para los porotos", afirma este hombre, con cinco hijos que mantener.

Eduardo atiende un promedio de 12 clientes diarios, pero en días buenos llega a atender hasta 20. Dependiendo del trabajo que requiera el calzado, éste limpiabotas cobra de B/. 1.50 a B/. 4.50.

Sus herramientas de trabajo son un cepillo de dientes, betún, tinte en líquido y un líquido especial que él mismo inventó, que consiste en una mezcla de detergentes con gasolina y sirve para quitar las manchas de los zapatos de gamuza.

Trabaja de lunes a lunes, un promedio de 13 horas. "La vagancia no es para mí, esa es la costumbre del trabajo. Si me quedo en mi casa me enfermo", asegura este limpiador, a quien de seguro podremos encontrar todos los días en su puestito en Calidonia.

SIN PENA

Gracias a Dios tengo mi sustento diario, me tiene con vida y salud. Todavía sigo lustrando calzados, no me da pena".

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