Imagine que usted vuelve a tener cinco años, y en medio de su inocencia, se tira a un desolado parque donde los juegos no tienen columpios, ni toboganes para mecerse o deslizarse, pues sólo queda el esqueleto de lo que antiguamente era un equipo de juego. ¿Triste cuadro, no?, pero aunque no lo crea, así se entretienen los 25 pequeñines que asisten al Jardín de Párvulos, Niños Felices, en Natá.
Este centro, abrió muchos años atrás gracias a un grupo de madres voluntarias, que se prepararon y unieron para ser las "madres maestras" de sus hijos. Con el eventual apoyo del representante del lugar, estas madres lograron la creación del centro. A cada niño se le cobra una mensualidad de B/. 1.00 para pagar el mantenimiento y la luz, sin embargo esto apenas alcanza para su fin, y menos decir que con tan poco puedan comprar útiles, comida o artículos para el entrenamiento de estos niños. Aún así, tanto niños como maestras, hacen un esfuerzo excepcional para que todos los días haya un plato de comida en la mesa para cada uno. Una cuota de hasta B/. 0.25 por cada niño, sirve enormemente para comprar la comida. Incluso hay días en que las familias no tienen siquiera para mandar este pequeño aporte, pero ponen la sazón, ya sea con sal o alguna otra especia. A pesar de las muchas necesidades, los niños sienten el amor de sus maestras y compañeros, y sin falta asisten a aprender y a inventar una nueva aventura.
NECESITAN MAS
El centro necesita hacer reparaciones, y desean construir un anexo para que los niños puedan jugar sin herirse ni ensuciarse.
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