“Un sueño poderoso”. Desde muy pequeño, Michael Ibarra es un amante del béisbol, sin importar que desde los cuatro años tenía la muñeca contracturada, debido a una fractura mal tratada.
Michael estuvo a punto de perder el brazo, su extremidad sí sanó, pero con una deformidad. Eso no fue impedimento para que se convirtiera en uno de los mejores lanzadores infantiles de Chiriquí. Debido a su gran talento, un grupo de personas decidió darle un obsequio. Este niño, oriundo de Puerto Armuelles, Chiriquí, forma parte de una de las escuelas de la Fundación Omar Moreno. Su directora, Sandra de Moreno, hizo los contactos con la Embajada de Estados Unidos para ayudar a Michael.
Recién se hizo el contacto con la Embajada, el pequeño fue llevado al “Comfort”, el buque hospital de la armada naval, allí surgieron los primeros rayos de esperanzas. Los médicos informaron que sí se podía mejorar el brazo izquierdo de Michael. Allí comenzó la tarea. Luego de ocho meses, ese sueño se hace realidad.
Un gran día
El pasado 2 de abril fue la fecha escogida para realizar la operación que cambiaría la vida de este pequeño. La operación duró unas 7 horas aproximadamente. Se hicieron cortes de tendones, de tejido fibroso que no permitían el estiramiento de la mano, además se eliminaron retazos de piel. Para reemplazar esa piel se hizo un corte en la ingle, pero no se separó, sino que su brazo permanecerá unido por 3 semanas. Esa fue la primera parte.
Feliz como la lombriz
Su madre Vielsi Barría comenta que Michael ya estaba desesperado, decía “cuándo, cuándo, que quería salir de eso rápido”. Dice que se queja de dolor en el codo, pero él mismo dice que eso no es nada a comparación con todo lo que pasó.
En un futuro, no muy lejano, su madre lo ve como lanzador de los Yankees de Nueva York.