Siempre tiene una sonrisa para sus clientes. (Foto: Agustín José Herrera / EPASA)
Jesús Simmons
| DIAaDIA
Hasta que el cuerpo aguante. A sus 71 años, Pedro Sánchez aún se siente fuerte y en condiciones para levantarse todos los días a las cuatro de la madrugada para estar en su puesto de frutas, ubicado en la entrada de Cerro Viento.
En ese modesto puesto, Pedro vende rodajas de frutas frías como piña, melón, sandía y muchas delicias tropicales, además, vende guineos maduros y ayuda a la señora que vende los periódicos.
En los 20 años que lleva buscando el real de manera informal nunca se ha quejado, pues le ha ido tan bien que pudo educar y sacar adelante a sus 8 hijos a los que convirtió en todos unos profesionales.
A su edad, no piensa en el retiro, por lo que piensa seguir trabajando mientras Dios le dé vida y salud, pues asegura que con el poco dinero que se gana todos los días se satisface sus gustos.
Cuenta que no todo el tiempo se dedicó a las actividades informales, ya que también trabajó en la empresa privada y en el Gobierno, pero cuando no pudo encontrar un empleo, decidió que podía salir adelante con su propio esfuerzo.
La faena para Pedro empieza en la madrugada, para ser más exacto a las 3: 00 a.m., para estar bien temprano en el negocio y así esperar a los proveedores que le surten las frutas.
En el futuro no piensa mucho, pues se conforma con vivir cada día con mucha intensidad, y lo más importante es lo poquito que Dios le da como la salud y la alegría de poder ver un nuevo día.
Por todo lo que ha trabajado en su vida, en la que nunca le faltó las ganas por trabajar y las ideas de crearse un negocio para buscar el pan de cada día, no entiende cómo hay personas que pasan quejándose de que no hay trabajo.
SU EXITO
Sánchez se conforma con poder ofrecerles a sus clientes un producto de calidad, además, buen trato.