El sitio favorito de las palomas está sobre el altar principal.( Foto: ARNOLDO ZEBALLOS /EPASA)
Carolina Sánchez P.
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Símbolo de la paz hace de las suyas. Uno de los problemas que enfrentan los feligreses que asisten a la Iglesia de La Merced, en San Felipe, es que las palomas que entran, se postran en las barandas de madera que están arriba del altar, y defecan sobre las personas que escuchan la misa.
La situación es incómoda, pues hay quienes corren con la mala suerte de salir premiados con el excremento de estas aves.
Al llegar este medio a la iglesia se comprobó que las palomas entraban por los ventanales y las puertas. Se espulgaban, se apareaban y otras hacían hasta nidos en la madera del techo, pues el templo está en remodelación y no tiene cielo raso.
Con un trapo en las manos estaba una de las damas que orientan a los visitantes en la iglesia. A ella le corresponde limpiar los altares de las imágenes religiosas y los manteles del altar principal.
Al momento de retirarse este medio, se observó que un grupo de jóvenes arreglaban la iglesia para una ceremonia, sin percatarse de que arriba en el techo las palomas los esperaban con tremendas sorpresitas.