Siento que el sistema educativo panameño ha sido castigador, más que formador, aunque hay que reconocer que los cambios comenzaron a verse en los últimos años.
Es cierto que la disciplina, las buenas notas, así como aptitudes y actitudes adecuadas son los componentes clave en la formación académica de un individuo.
Sin embargo, ¿hay una sola clase de individuos? ¡No!, pero sí un sistema basado en el estudiante modelo. Lo malo es que no todos son modelo.
Hay jóvenes estudiantes que, como seres humanos, no les es posible pasarse de cinco a ocho horas (en el caso de las escuelas privadas) sentados en una banca, poniendo atención todo el tiempo y haciendo estrictamente lo que sus profesores les piden. La gran mayoría lo hace, pero estos jóvenes de los que escribo son parte de una minoría no tomada en cuenta.
Y aquí es donde entra a jugar su papel castigador el sistema educativo. Si el joven no puede tener buenas notas, simplemente repite el año y cuando llega a los 18, no puede seguir en el sistema.
A esto se suma la animadversión de sus profesores por no ser el estudiante modelo.
¿Qué pasa con el joven que no nació para ser un estudiante "normal"? A lo mejor él es inteligente, pero de una manera distinta a la mayoría. A lo mejor, él puede llegar a ser un empresario de primera, pero no puede adaptarse al sistema educativo imperante. Mi madre dice que tiene cinco hijos que son como los dedos de la mano: ¡ninguno es igual! Tomando esto en cuenta, sería bueno que las autoridades educativas pongan más atención a este tipo de estudiantes, de lo contrario, nos estaremos privando de futuros empresarios o profesionales que ahora solo necesitan un poquito más de atención y de opciones.