Lleno de óxido, rodeado de monte e inoperante. Prácticamente se ha convertido en un monumento a la desidia. Así está este aparato de juegos en el Sector H de Cerro Batea, en San Miguelito. ¿Qué pasó con la supervisión y respuesta de las autoridades con las infraestructuras comunitarias? Esa es una pregunta que no tiene respuesta para los vecinos del área.