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El mutismo selectivo
En la escuela puede presentar fracaso escolar por la falta de participación y el aislamiento social. (Foto: EPASA)

Dr. Denis Cardoze | Psiquiatra de niños y adolescentes
Es un trastorno que se caracteriza porque el niño solamente habla con los familiares, y se mantiene callado ante otras personas.

En algunos casos, los niños con mutismo selectivo hablan también con otros niños de su grupo de edad en la escuela o el vecindario. La mayoría tiene habilidades lingüísticas adecuadas a su edad pero algunos, quizá un 30% tienen dificultades en el lenguaje, especialmente retraso evolutivo y defectos de pronunciación, aunque casi todos tienen un nivel de lenguaje mínimo suficiente para hacerse entender.

Suele iniciarse en la etapa preescolar y durar muchos meses o años.

Actualmente se piensa que es una forma infantil de la fobia social y se relaciona muchas veces con la ansiedad de separación y otras alteraciones psicológicas como la depresión, fobias y trastornos obsesivo compulsivos, así como con rasgos temperamentales como timidez e inseguridad. No es infrecuente que también sean niños sobreprotegidos o que han sufrido traumas tempranos por abuso físico o sexual, o por violencia intrafamiliar.

FRACASOS ESCOLARES

Como consecuencias de este trastorno puede haber fracaso escolar debida a la falta de participación del niño en clases y su negativa a hablar con el maestro o dar lecciones orales; aislamiento social cuando tampoco habla a los compañeros y por tanto no se integra a las actividades de grupo ni hace amistades y deficiente desarrollo de las habilidades sociales por la misma razón anterior.

Cuando el mutismo es total y el niño no juega con otros ni tiene amigos, su vida queda limitada completamente dentro de su hogar. En las visitas a médicos o a psicólogos no responden ni siquiera con monosílabos y muy rara vez con algún gesto, lo que dificulta mucho el examen mental.

DIFICIL TRATAMIENTO

El mutismo selectivo es de difícil tratamiento y tiene que darse una colaboración de la familia y de los educadores con el equipo de profesionales que atienden al niño. Los métodos de modificación de conducta (la desensibilización y el moldeamiento), así como la terapia de juego y últimamente fármacos del tipo de los nuevos antidepresivos constituyen los tratamientos más efectivos, aunque no en todos los casos. La condición hermética de los niños con este trastorno crea mucha ansiedad y frustración entre sus maestros, algunos de los cuales terminan por abandonar todo esfuerzo por comunicarse con ellos, lo que a su vez produce desesperación y decepción en sus padres.

RECOMENDACIONES PARA LOS MAESTROS

No presionar al niño mutista delante del grupo, ni amenazarlo con castigos o con fracasarlo (si es un alumno que ya recibe calificaciones), pues estas medidas solo consiguen agravar la ansiedad y el mutismo del niño.

Responder (reforzar con atención) cualquier gesto del niño, por mínimo que sea, que se entienda como un intento de comunicación.

Conversarle normalmente al niño por períodos cortos (en los recreos por ejemplo), aunque éste se mantenga callado.

No desesperarse si el niño no habló durante todo el año escolar a pesar de seguir estar recomendaciones, ya que incluso para el personal entrenado suele ser una labor de mucho tiempo en la mayoría de los casos. Hay que recordar que son pocos los que continúan mutistas después de la pubertad.

DURACION

Son pocos los que al llegar a la adolescencia continúan siendo mutistas, aunque mientras más dure el trastorno, más común es que se desarrollen otros trastornos de tipo emocional.





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