Vende botellas para vivir. Este negocio informal le ha permitido a Fernando Donaldo ganarse su sustento diario, a pesar de los fuertes golpes que le ha dado la vida.

Donaldo es un señor de 86 años, residente en el populoso barrio de San Miguel, en Calidonia. Allí tiene un pequeño cuarto de madera en calle M, el cual también funciona como puesto de venta de botellas con diversas formas y colores.

Explicó que sus mayores suplidores son los "piedreros" que deambulan por la ciudad cargando con muchos chécheres, como imanes humanos, manifestó. El precio al que lo compra no lo reveló, pues dijo que es un secreto de la gerencia, pero él los vende a precios módicos.

No obstante, aseguró que la necesidad de sus abastecedores influye bastante en lo que paga por uno de esos recipientes de vidrio. También sus vecinos le venden y otros le regalan estas botellas o frascos.

Este anciano luchador dijo que esos recipientes pasan por un proceso de desinfección para luego revenderlos. Comentó que sus clientes lo compran para vender ceviches, miel, especies en polvo, incluso para guardar medicinas.

Aunque no tiene hijos cercanos, goza de la compañía de un pequeño felino llamado "Lúcifer", amigo verdugo de una serie de ratoncitos que visitan su improvisada alcoba. Expresó que tiene una hija en Colón con muchos nietos, pero los ve esporádicamente.

El señor "Fer" exhortó a los jóvenes a no dejarse vencer por las drogas y el alcohol, y recomendó dejar el ocio y ser emprendedores.

EMPRENDEDOR

El señor Fernando trabajó en el desaparecido taller Siglo XXI, por 16 años, pero no logró jubilarse.