Había una vez, un cortador de piedra que no estaba satisfecho consigo mismo y con su posición en la vida.

Un día pasó por la casa de un rico mercader y vio muchas riquezas y visitas importantes. "¡Qué poderoso debe ser ese mercader!", pensó y deseó poder ser como el mercader. Para su sorpresa, se transformó en mercader, disfrutando más lujos y poder de los que jamás pudo imaginar, pero era envidiado y detestado por aquellos con menor riqueza que él.

Pronto un alto oficial pasó por allí, llevado en andas en un trono. Todos, sin importar su riqueza, tenían que inclinarse ante la procesión. ¡Y quiso ser un alto oficial!

Entonces se transformó en un alto oficial llevado en andas en su trono, temido y odiado por todos. Era un caluroso día de verano, por lo tanto, se sentía muy incómodo en el trono. Miró al sol en lo alto ¡y deseó ser el sol! Entonces se transformó en el sol, abrasando los campos, insultado por granjeros y trabajadores. Pero una enorme nube negra se movió entre él y la tierra, como para que su luz no pudiera brillar sobre todos ahí abajo. ¡Y deseó ser una nube! Entonces se convirtió en una nube, pero pronto encontró que era alejada por el viento. "¡Qué poderoso que es!", pensó. "¡Desearía ser el viento!". Entonces se convirtió en el viento. Pero después arrasó contra algo que no se movía, sin importar la fuerza que hiciera al soplar. Era una roca. "¡Quisiera ser una roca!", pensó. Y se convirtió en una roca. Pero cuando estaba allí, sintió un martillo golpeándolo. "¿Qué puede ser más poderoso que la roca?", pensó. Miró y vio delante de sí la figura del cortador de piedra.