¡Disculpe señor!
Benedicto alega que con una disculpa no se va a superar el trauma ni se van a pagar los daños ocasionados. (Foto: Alexander Santamaría / EPASA)

Denise Lara | DIAaDIA

Una confusión, además de afectar su negocio, dejó temor y leves heridas en Benedicto Mendoza, cuyo negocio fue allanado por equivocación, por unidades de la PTJ.

El pasado domingo en la tarde, Benedicto, propietario de la Abarrotería Mendoza, ubicada en el sector 9 de Gonzalillo, se encontraba en el local, en compañía de su sobrino, quien trabaja para él y con su novia. De pronto, un grupo de hombres armados llegó gritando palabras obscenas. "Gritaban, abre la puerta que venimos por ti y te vamos a recoger", cuenta Benedicto, quien en ese momento pensó que se trataba de asaltantes. Como recientemente le habían robado y el cuadro era confuso, Benedicto optó por cerrar el local.

Los agresivos visitantes insistían que abriera, pero no estaba dispuesto a arriesgar su vida, ni su negocio. Finalmente, a punta de mazo, reventaron la puerta y lograron entrar.

Aún sin decir quiénes eran, agarraron a Benedicto y lo golpearon y esposaron. En medio de la confusión, dos detonaciones perforaron el techo. Cajas de sodas, que tenía Benedicto para la venta, se reventaron y lo cortaron a él y a su novia. Luego de una revisión, y de verificar que Benedicto no era a quien buscaban, sin más ni más, las unidades se disculparon y se retiraron tranquilos. El joven alega que lo mismo ocurrió a otros vecinos, incluso en lugares donde había niños.

LOGICO

"Anteriormente me habían robado, y yo pensé que de nuevo venían a robarme. Para asegurar mi vida y mi negocio, lo cerré".

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