La cárcel: Triste realidad
Hay centros parvularios, iglesia católica y talleres de cuero, horquillas y costura, donde trabajan las internas en un mejor ambiente. (Foto: : Alexander Santamaría / EPSA)

Rubén Polanco | DIAaDIA

Dorinda, una mujer de 70 años, está encerrada por 2 pases de droga que encontró la policía en un allanamiento en su residencia en enero del 2005. Junto a ella, fue detenida su hija, Nuvia.

Ambas se la pasan preocupadas, porque los 4 hijos de Nuvia no han podido ingresar a la escuela, su caso está aún en fiscalía y su futuro es incierto. Como ellas, muchos son los casos que hay en el Centro Femenino de Rehabilitación. Al ingresar a esta cárcel, el paisaje se ve agradable, pero dentro de los hogares, que son como casas donde hay habitaciones y celdas, se vive una difícil realidad. Hacinamiento, insalubridad y mora judicial, son las quejas más comunes de las internas. Dijeron que los pisos se llenan de excremento, las tuberías de aguas negras están tapadas, a veces deben bañarse en el patio y les cae agua dentro cuando llueve, porque los techos están deteriorados.

Otra queja común es la falta de medicamentos. Jovana Ramos, de 22 años, detenida por un caso de drogas, es una de las que no recibe sus medicamentos para tratar su embarazo.

La celdas de castigo o de máxima seguridad son de lo peor. Karin Castillo, una de las internas en estas celdas, estaba sin sostén y acostada con sus senos en el piso. Dijo que "estas celdas están feas, llenas de m...da, no es para tener una guial aquí, te meten aquí y después no te sacan". Otra de las castigadas, Geni Leal, señaló que "el servicio no sirve, no hay pluma de agua, las tuberías tenemos que taparlas con trapo, yo misma tuve que limpiar esto, estaba muy sucio".

Ayer, el defensor del pueblo, Liborio García, visitó el centro para hacer un informe de las necesidades y quejas de las internas, donde solicitó el cierre de la celda de máxima seguridad, debido a que algunas de las mujeres que están allí tienen problemas psicológicos.

El mayor hacinamiento está en las celdas preventivas: ropa por todos lados, hamacas y mujeres en cada esquina es la escena que se aprecia al ingresar. Una de ellas dijo: "estoy aquí porque no le quise fiar un polvo a un tipo, que luego me acusó de robarle 20 dólares".

Gisell Castillo, directora del Centro, indicó que en el transcurso del año estaremos resolviendo el problema de medicamentos. Dijo estar consciente de que hay que mejorar otras cosas como el transporte, falta de personal, estructura física y hacinamiento.

HACINAMIENTO

Hay 9 hogares y una celda preventiva que albergan a 564 internas, cuando el centro tiene capacidad para 385 mujeres.

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