El Torneo Apertura de la ANAPROF está siendo muy parejo, en el que por primera vez se da un nivel alto, pues ya no se ve la diferencia entre un equipo y otro. Esto es bueno y gracias a Dios se está dando para que las cosas sigan mejorando por el bien del fútbol panameño.
Todos los equipos están cambiando su imagen, hay mucha juventud, han mejorado la técnica y ahora se juega más al fútbol que al choque. Se observan más estrategias, más movimientos tácticos que permiten evaluar las individualidades en cada equipo.
En el partido ante el Árabe Unido de Colón se demostró eso. Lastimosamente tuvimos dos expulsiones muy ingenuas: una por fingir una falta y otra por reclamar una que no existía. Gracias a Dios, el equipo se paró firme, sacó su casta y para la gloria de Dios triunfamos, pero eso no significa que quedamos conformes, porque siempre me gusta exigirme más y también al equipo, y por tanto me gusta lograr más. El equipo está consciente de eso, de lo que se necesita y de lo que cada uno tiene que aportar para lograr las metas, porque una semana amanece un equipo de primero y la otra otro, pero lo importante es seguir trabajando fuerte para quedar entre los finalistas.
Ahora es tiempo de pensar en lo que se viene, en la estrategia que vamos a utilizar y desde mañana (hoy) empezaremos a trabajar en armar al equipo que jugará contra el Alianza, porque tenemos dos bajas y hay que pensar en quiénes serán los suplentes.
Para el próximo encuentro, también debemos buscar al jugador que llevará la cinta de capitán porque Engin Mitre no podrá actuar. Entre los candidatos a portarla están el veterano César Blackman, o quizás Jean McClean o el propio Ricardo Buitrago. En el transcurso de la semana veremos qué jugador tendrá la capacidad de guiar al equipo dentro del terreno de juego y ese será el que escojamos.
Pero por ahora, sólo me resta hacerle un llamado a la fanaticada para que acompañen a sus respectivos equipos. Y es que sus gritos, cuestionamientos y pataleos son los que le ponen emoción al partido, hace sentir importantes a los jugadores y también los anima a dejar su máximo esfuerzo en las canchas. Es precisamente esta motivación la que hace que los jugadores crezcan.