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Curundu vs Curundú: la diferencia de una tilde
Cada edificio guarda los secretos del barrio. (Foto: Erick Aurelio Marciscano / EPASA)

Carolina Sánchez P. | DIAaDIA

Son dos mundos diferentes, con nombres casi iguales. DIAaDIA quiso corroborar que la diferencia entre Curundú y Curundu no sólo radica en una simple tilde.

Ambos sectores se encuentran en la ciudad capital y son vecinos. Geográficamente, el río Curundú los divide, pero las diferencias culturales, sociales y económicas son abismales. Otros datos que se obtuvieron fue que, en Curundú, según el censo de 2000, habían 19,019 habitantes, en una extensión de 1.1 kilómetros, mientras que en Altos de Curundu, 378 habitantes, con 22.6 hectáreas.

Históricamente, se conoció que el corregimiento de Curundú se fundó en 1971 y en un principio, las fincas pertenecían a los señores Domingo Díaz, Olmedo Fábrega y Blas Bloise. Mientras que Curundu fue la primera base norteamericana revertida a Panamá hace 29 años.

LA VIVENCIA

Eran las 2:00 p.m. cuando DIAaDIA inició el recorrido en Curundú.

El movimiento en el sector era constante, pues los residentes salen y entran por cualquier zaguán. Mientras, otros pasaban el rato sentados en los bordes de la calle. Aquella canción de Rubén Blades: "El último día en la vida de Adán García...", sonaba de fondo en un multifamiliar. A pocos pasos de empezar la travesía, un sujeto vestido con gorra, suéter, pantalón corto y chancletas se le acercó al fotógrafo para arrebatarle la cámara que llevaba colgada del cuello.

El sujeto le dijo: "suelta la cámara o te apuñalo" y forcejearon. El hombre de tez morena llevaba en su mano una botella de vidrio y se mostró serio. Segundos más tarde, se empezó a reír y dijo que era una broma mientras continuó su camino.

Esto dejó al equipo periodístico con los nervios de punta, pero había que seguir. El resto de los moradores sólo se echaron a reír.

"TODOS LO SABOREAN"

En una casa varias personas sentadas en bancos se mostraban afanosos en su labor de limpiar mazorcas de maíz. Orgullosamente dijeron que la mayoría de los bollos que se venden en la capital se hacen en este humilde lugar. Entre ellos estaba la señora Nelly, rodeada de mazorcas, platones de aluminio y capullos, quien aseguró que tiene varios años de trabajar en la elaboración de bollos de maíz para sobrevivir. Ella es la encargada de sacarle el penacho al maíz y los capullos. "Al principio, varias veces me corté los dedos, pero ya me acostumbré a la labor", indicó.

SACANDO CALCULOS

Aquí se observó que en la preparación de los bollos es como una sociedad y cada uno tiene una función. Con esta actividad se benefician más de ocho personas, que por día cobran B/.10.00 y logran hacer unos 500 bollos. Al momento de hacer las entrevistas, las personas se mostraban reacias y decían "no quiero foto, porque me pueden matar".

Más adelante, entre las estrechas veredas, corrían las aguas servidas, pero eso no parece incomodar a ninguno de sus habitantes. También se observó que algunos obreros trabajaban en la rehabilitación de los inmuebles que fueron afectados por los pasados incendios. No faltaron las miradas de "qué busca esa gente extraña". Tal vez estaban temerosos por la balacera que se había registrado en la mañana.

MARCAN TERRITORIOS

Varios multifamiliares tienen marcado el nombre de la pandilla que lidera en el sector. Desde uno de esos edificios se escuchaba música de "Danger Man", que junto al coro de los moradores, hacían tremendo escándalo. Cerca al límite del río Curundú, estaban unos niños jugando fútbol en una improvisada cancha de tierra. Esto denota la falta de espacio de recreación.

PETICIONES

Muchas personas se rehusaron a que le tomaran fotos y de forma intimidante preguntaban: ¿para qué es eso? pero en el anonimato pedían. Otros dijeron que hay mucha necesidad en Curundú y que el Gobierno no hace nada por ayudarlos.

Al salir de este barrio, un pequeño se acercó a preguntar: ¿Qué hacen aquí? Luego de responderle manifestó que su casa estaba cerca, a manera de invitación y se fue caminando con un libro en la mano por una de las veredas del barrio. En Curundú hay desde personas negras e indígenas. Lo cierto es que la mayoría de ellas le gusta vivir en el lugar, aunque sea conflictivo.

EL AREA "YEYE"

A pocos metros de las balaceras, incendios, robos, peleas, etc., está Curundu, donde la situación es completamente distinta, pues encontrar en la tarde a una persona caminando por la calle es una sorpresa. Las vías son silenciosas y lo que más abunda es la naturaleza, porque se puede ver tanto flora como fauna. Denia Araúz, moradora de Altos de Curundu, dijo que esta la primera comunidad que revirtió a manos panameñas en 1979. Es un poblado pequeño que tiene seis calles (tres de ellas sin salidas) y 120 casas ocupadas.

PROBLEMAS

Comentó que en Curundu vive gente trabajadora, profesional y con muchos años de residir y luchar por la comunidad. La barriada ha ido mejorándose con el trabajo de sus moradores, que compraron sus propiedades con esfuerzo, luego de una negociación con el Estado en que se estipulaba, entre otras, la condición de respeto a sus áreas verdes y a la venta adicional de lotes, que solo se haría en los sitios donde anteriormente hubo viviendas. Este acuerdo se selló con un compromiso por parte del Estado, pero no se está cumpliendo, con lo que se amenaza la vida silvestre de ese lugar, dijo. En este sector la condición de vida y de las residencias son distintas a la de Curundú, pero no por eso hay que negar que en ambos lugares hay personas trabajadoras que luchan por salir adelante.

SOBRE CURUNDU

En 1994, 2007 y en el 2008, se registraron tres incendios que dejaron muertes y daños materiales entre los habitantes en la comunidad de. En Curundu no es común que se registren situaciones de incendio o de violencia. Este es un claro ejemplo de la brecha que existe entre ricos y pobres.





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