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ENTRE NOS
¿Y mi pan?

Elizabeth Muñoz de Lao | DIAaDIA

¡Con mi comida no se metan! Ese ha sido mi lema año tras año.

Nunca he tenido dinero ni lo necesito. Me gusta vivir holgada, con lo necesario para cubrir las necesidades mías y de mi familia. No más.

Pero hay algo en lo que no me duele gastar gran parte del salario que gano: mi comida. Bueno, en honor a la verdad, debo hablar en pasado. ¡Ahora sí me duele!

Quienes me conocen saben que yo no soy, precisamente, una Barbie. Tampoco una gran bola de grasa. No hago dietas, porque no me gusta perder el tiempo en quimeras. Sencillamente no tengo fuerza de voluntad cuando a la hora del desayuno veo PAN en la mesa. Si no hay pan, para mí no hay desayuno. No me como un "emparedadito ripi-ripi". No, yo me como varios "responsables". Con ese desayuno, sólo necesito almorzar como a las cinco de la tarde y ya.

Eso me lleva a la pregunta del millón de dólares: ¿Cómo haremos los panameños para desayunar como Dios manda, si el pan está por las nubes? Cuan lejana se ve la pasada semana, cuando compraba la micha de pan a un real, la flauta a siete reales y la moña también a siete reales.

Qué lejos estamos de hace tres meses cuando la rosquita de pan de La Arena tenía un tamaño "normal". Ahora cuesta más y su tamaño disminuyó a la mitad.

He oído gente que dice que tendremos que comer yuca. Oigan, la yuca también subió, a menos que la siembren en el patio de cada casa, y mientras crecen, saltemos garrocha en el desayuno. ¡Qué va, yo no aguanto eso! Si no desayuno, no trabajo.

Y ya, basta de bromas. Haré un sacrificio y compraré mi pan, pero eso significa que mis alimentos "complementarios", como un yogurt, una pera, una manzana, una galleta de avena, entre otras cositas que no saben tan bien como el pan, pero son saludables, tendrán que desaparecer de mi presupuesto. Sé que muchos panameños harán como yo.

Eso sólo significa que nuestra de calidad de alimentación disminuye, que la calidad de vida de la familia yo no será la misma, y que la refrigeradora parecerá una gran caja de guardar agua y hielo, porque el dinero no da para más.

¿Y las autoridades? Bueno, a ellas les doy un consejo: ¡Traigan pan Compita! Eso sí, véndanlo en todos lados.





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