Julio Alberto Cueto, de 49 años, tuvo que pasar muchos años de lucha para aprender el arte de la zapatería, hasta que logró establecerse independiente.

Julio, un señor que refleja humildad, explicó con su hablar pausado, que sus primeros "pininos" los hizo hace 18 años, pues no tenía empleo y debía llevar el sustento al fueron nada fáciles. Las paredes del local, ubicado en la calle principal de Torrijos Carter, eran de madera y muy inseguras. Se tenía que quedar durmiendo allí para cuidar los zapatos.

Luego de la invasión, sacó su permiso para legalizarse e hizo la Zapatería Licer de concreto.

A pesar de que con el paso del tiempo ha mejorado mucho, sigue esforzándose. De las ventas, prefirió no hablar mucho, pues son como la marea, suben y bajan.

Por eso, Julio tiene por política brindar un buen trato y a la vez ofrecer un excelente trabajo a sus clientes, pues asegura que es la única forma de que sigan optando por sus servicios.

Labora en un horario de 10 de la mañana a 6 de la tarde. Lleva el sustento a su hogar, donde su esposa lo ayuda cuando puede, porque deben costear los estudios universitarios de su hija.

Es consciente de que todavía le falta mucho, por eso mira hacia el futuro pensando en mejorar y ampliar su local para un mejor servicio.