Saber escuchar

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Una pareja celebraba sus bodas de oro, y estuvo todo el día de fiesta, celebrando con cantidad de familiares y amigos que acudieron a felicitarle.

Por eso, hombre y mujer se sintieron aliviados cuando, al anochecer, pudieron quedarse solos en el porche contemplando la puesta de sol, con la brisa acariciándoles la casa, y descansando del ajetreo de todo el día.

En un determinado momento, el anciano se quedó mirando afectuosamente a su mujer y le dijo: Querida, estoy orgulloso de ti.

¿ Qué has dicho?, preguntó la anciana. Ya sabes que soy un poco dura de oído. Habla más alto.

Estoy orgulloso de ti.

"Me parece muy lógico", dijo ella con un gesto despectivo," también yo estoy harta de ti".

La perfecta escucha consiste en escuchar no tanto a los demás, cuanto a uno mismo.

La perfecta visión consiste en mirar no tanto a los demás, cuanto a uno mismo.

Porque nunca comprenderán a los demás quienes no se han escuchado a sí mismos;

ni podrán ver la realidad de los demás quienes no se han explorado a sí mismos.

El perfecto oyente te escucha, aunque no digas nada.

La mujer contesta a su marido, que estaba absorto en el periódico: "No necesitas tomarte la molestia de seguir gruñendo: "Sí, querida"; "no, querida". Hace diez minutos que he dejado de hablar.

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