¡Olvidados! Este es el sentir de los residentes de las barriadas La Paz y Cerro Cocobolo, en el distrito de San Miguelito.

Caminos de tierra y calles sin asfaltar, pequeñas veredas que conectan una a una las casas del barrio, forman parte del diario vivir de esta gente. Eso sin contar el panorama de perros flacos y malolientes, niños semidesnudos jugando con improvisados juguetes y un ambiente denso por las necesidades.

COMO GORGOJOS

Casi nunca hay agua. De cuatro a cinco días, comentan los moradores, les llega el vital líquido tan necesario para vivir. "A veces no llega ni para lavar la ropa, mucho menos para cocinar, por eso siempre procuro llenar dos tanques para reserva", comentó a DIAaDIA una madre de familia resignada por esta situación.

Hasta la tranquilidad del placentero sueño se ha esfumado, ya que los días en que "afortunadamente" aparece el agua, lo hace a las tres de la madrugada interrumpiendo el descanso de las amas de casa que inician así su larga faena.

UNA VERDADERA ODISEA

Tratar de caminar por las estrechas veredas que conducen a las viviendas de La Paz es "cosa seria". La amenaza de un deslizamiento de tierra mantiene en zozobra a los humildes residentes de estas empinadas viviendas, que lo único que solicitan es una reubicación antes de que inicien las torrenciales lluvias.

No obstante, es claro apuntar que Cerro Cocobolo y La Paz encierran a personas con sueños y metas que desean cumplir, tratando de sobrevivir, a pesar de todas las adversidades.