Tradición pascual

Redacción | DIAaDIA

El conejo, como símbolo de Pascua, aparentemente tiene sus orígenes en Alemania.

Pero antes de que existiera la celebración judeocristiana, los huevos eran utilizados en los ritos y festivales de primavera y se regalaban o se intercambiaban, ya pintados o decorados.

RENACIMIENTO

Estas celebraciones festejaban, precisamente, el fin del largo y frío invierno, y el "renacimiento milagroso" de los árboles y flores. El huevo, al estallar con una vida dentro, se convertía en el símbolo de ese renacimiento.

MITOS

En la antigüedad, se creía que si una gallina ponía un huevo en Viernes Santo y se conservaba ese huevo durante 100 años, se convertiría en diamante. O si se encontraban dos yemas dentro de un huevo de Pascua, esto auguraba que la persona disfrutaría de una gran riqueza.

Para San Agustín, partir un huevo de Pascua simbolizaba el momento en que la enorme piedra que cubría el sepulcro se retiraba, milagrosamente, para que Jesucristo emergiera victorioso sobre la muerte.

Otra leyenda religiosa cuenta que había un pequeño conejo dentro de la cueva que utilizaron para darle sepulcro a Jesús. Siendo así el único testigo mudo de la resurrección, el conejo decidió llevarles a las personas un huevo pintado como mensaje de vida y regocijo. Desde entonces, se dice que el conejo sale todos los Domingos de Pascua a dejar huevos de colores para que la gente recuerde el día en que Jesús resucitó.

Hoy en día, para algunos, los huevos de Pascua siguen teniendo el significado religioso y mítico de antes. Para la mayoría, son simplemente una diversión.

Los que más disfrutan de esta tradición son los niños, quienes los pintan para luego esconderlos y buscarlos.

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