Hoy sí hay una razón grande para celebrar. Hoy debe haber gozo en la vida de todo cristiano.
Hace un par de días, estuve de espectador para los actos conmemorativos del Triduo Pascual.
Para mí, es una regla de oro estar presente y vivir la Semana Santa. Recuerdo que cuando me tocó el turno de presidir y aportar por el éxito de esos actos religiosos, nos entregábamos de corazón. Y la comunidad palpitaba de emoción.
A veces comíamos a deshoras, todo con tal de no dejar nada para última hora. Sí, también había cansancio.
El sueño también era seductor, pero había una meta: sentir ese gozo de la Resurrección de Jesús.
Con esa meta, me tocó ver a jóvenes inspirados por el Espíritu Santo en la comunidad de Campana, Capira.
Había adrenalina pura, el reloj marcaba la hora de arrancar nuestro acto de fe. La campana del templo permanecía muda. Lo más rico de ese encuentro fue poder estar reunidos, junto a todos aquellos jóvenes a los pies de Jesús Sacramentado, pidiendo por este mundo y por nuestro Panamá, ante las situaciones difíciles en las que se encuentra. Y me dije: Allí hay un Cristo vivo y que mueve montañas.
Uno de los grandes santos de la iglesia afirmó que "si Jesucristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe".
Con esta experiencia, doy gracias a Dios por reconocer su presencia en mi vida. Hoy usted también puede sentir mucho regocijo y gritar con mucho júbilo: "Cristo ha Resucitado, verdaderamente ha Resucitado".
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