Fueron más de 10 años que estuvo sumergido en las drogas.
Marcia Tuñón
| DIAaDIA
¿Alguna vez se han imaginado el infierno? Según la Santa Biblia, es el lugar más horrible que puede existir en la otra vida. Qué tal si les digo que uno de Los Chispines, hace tres años vivió en el infierno por mucho tiempo; y hoy, le cuenta a DIAaDIA esa triste etapa de su vida de la que gracias a Dios pudo salir aceptando a Cristo en su corazón. ¿Qué?
Jamás imaginé que una invitación al anuncio del concierto "Locos por Cristo", en el que cantará Os Almirante este próximo 15 de abril, en la iglesia Arca de la Salvación, a las 7:00 p.m., nos llevaría a una larga conversación con Spencer Regueira sobre su adicción a las drogas, sexo y alcohol. Un tema del que se ha hablado por encima en los medios, pero que hoy Spencer nos confiesa en exclusiva su historia.
CONSUMIA EN LA ADOLESCENCIA
"Yo caí en este bajo mundo porque tenía un concepto equivocado de la vida y el mundo musical. Era una persona muy prepotente que quería conseguir fama al precio que fuera. Con decirte que empecé a beber desde los 16 años como una diversión, primero fueron los tragos, después drogas, con el paso del tiempo lo hacía con más frecuencia; hasta que llegó el momento en que estos dos vicios dominaron totalmente mi vida", expresó.
Spencer cayó tan bajo que nos decía que pasó de ser un músico que hacía música drogado a un drogadicto que quería hacer música. ¡Pobrecito!
PENSO MATARSE
La droga cada vez se apoderaba más de él y era poco lo que sabía de su vida, tanto él como su hermano Víctor, empezaron a incumplir con sus presentaciones, entrevistas y cada segundo los hundía más al infierno. "Mi vida era un completo desastre, en varias ocasiones pensé quitarme la vida. Mi hermano tuvo varias sobredósis, era algo horrible, no tenía control de mí mismo", seguía contando.
Fue en ese momento de la vida de Spencer que llegó el peor enemigo de un ser humano: la soledad. Ya nada lo llenaba, ni los placeres sexuales ni la droga ni el alcohol, mucho menos el éxito.
La vida del Chispín se caía a pedazos como un caserón viejo, su relación con su hermano Víctor era terrible (parecían dos extraños), el grupo estaba por desaparecer, ya ni la familia le importaba, malgastó dinero, perdió varias novias, etc.
ENCUENTRO CON DIOS
Fue ahí cuando comenzó a reflexionar, pues a pesar de estar perdido en ese bajo mundo, veía crecer a sus sobrinos. Él se veía en ese espejo y se preguntaba: ¿qué ejemplo le voy dar a mis hijos si soy un adicto?
A pesar del alto nivel de depresión en que vivía, decidió cambiar, ya que vio como la vida de su hermano Víctor cambió y él seguía igual y hasta peor. Pese a que ellos no se hablaban (a pesar de ser un dúo), él se acercó a Víctor y le preguntó qué estaba haciendo ya que veía que no era la misma persona. Y él le contestó que estaba en la iglesia. "Y dije: éste ta' loco".
Luego de eso, de luchar contra el orgullo que tenía y de aceptar que era un drogadicto, clamó con todo su corazón y reconoció que había un Dios Todopoderoso y que él era el único que podía sacarlo de ese mundo de perdición. Fue cuando su vida cambió y actualmente es una persona nueva y llena de paz.