Darienitas viven de los bosques


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Los árboles les dan mejor estilo de vida a los darienitas.

Fotos: QUINT? MORENO

  • Darienitas viven de los bosques

    Los árboles les dan mejor estilo de vida a los darienitas.

    Fotos: QUINT? MORENO

  • Darienitas viven de los bosques

    Con una gran balsa, los vehículos son transportados.

  • Darienitas viven de los bosques

    Grandes camiones transportan madera con destino al extranjero.

  • Darienitas viven de los bosques

    La regeneración garantiza que los bosques no se acabarán.

  • Darienitas viven de los bosques

    Niños son felices en el río Tuquesa.

  • Darienitas viven de los bosques

    Con aserradoras portátiles cortan la madera en los bosques.

  • Darienitas viven de los bosques

    Viven como madereros en los bosques.

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    Fotos: QUINTÍN MORENO

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    Viven como madereros en los bosques.

Quintín Moreno - DIAaDIA

Han puesto sus esperanzas en la madera. Los bosques del Darién eran utilizados anteriormente por industrias madereras, pero no se dejaba ningún ingreso a los que vivían en el área; los árboles eran devastados y no existía un plan forestal; pero desde el 2004 todo ha cambiado.

El tema de manejo forestal sostenible surgió y esto ha ayudado a la población a tener un mejor estilo de vida.

Puerto Peñita, en Darién, se ha convertido en el centro de acopio de la madera, allí reposa el producto que se extrae en la comunidad de Tupisa y Marragantí. Para desplazarse del puerto a otras comunidades, los trabajadores utilizan una gran balsa a motor, por la que tienen que pagar 50 dólares por el viaje; allí también se traslada el equipo pesado.

La comarca Emberá-Wounaan está llena de recursos naturales, pero se ha tratado de aprovechar la boscosidad; antes del año 2000 la industria maderera utilizaba los bosques y las personas daban la autorización de que fueran a derribar un árbol a 50 o 25 dólares, dependiendo de la especie y del tamaño, recuerda Raúl Majoré, gerente de operaciones de la empresa forestal Bálsamo de Marragantí, S.A. Hoy puede decir con orgullo que el programa de manejo forestal sostenible ha cambiado la vida de los pobladores de la provincia y por ende la de él.

Los fines de semana Majoré asiste a la universidad ISAE en Metetí, donde con entusiasmo estudia licenciatura en Derecho y Ciencia Políticas. Él ya está en su etapa final con la tesis y espera seguir con el programa de manejo forestal comunitario para ver a su gente salir adelante.

En la comunidad de Marragantí no existía aprovechamiento de árboles maderables, los moradores solo la utilizaban para hacer sus viviendas, pero no la exportaban, pues estaban recelosos porque notaban que no les quedaba nada de ingreso económico. Ahora han sido capacitados en este tema por organizaciones como la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), por sus siglas en inglés. Allí se realizan estudios de impacto ambiental y plan general de manejos.

Talas dirigidas, manejo de equipos, modo de transporte, sistema de cableado, entre otros, son parte de los conocimientos que han adquirido los pobladores.

Esto ha traído como logro que la población de jóvenes entre 18 y 45 años tengan un trabajo para sostener a su familia y se conviertan en forjadores de un negocio que, si se sabe administrar, traerá progreso a la provincia de Darién, por lo que dejará de estar en el olvido.

Regeneración

Un censo comercial se realiza en los bosques de Darién, pues la Autoridad Nacional del Ambiente ANAM, que da los permisos para aprovechar los bosques, permite a cada empresa que extrae madera cortar de 640 a 700 árboles por año. Esto se traduce en 10 a 12 árboles derribados por hectárea, dependiendo de la especie, y no se pueden talar más de tres árboles de una misma especie en una hectárea, por eso es importante el censo que efectúan los trabajadores.

El proceso de regeneración garantiza que en cinco años ya haya un árbol formándose de manera natural en el mismo sitio del anterior, porque las luz solar hace que florezca un nuevo fruto, solo les queda a los trabajadores velar por la plantación y así se protege el bosque.

Sacrificios

Para algunos, este proyecto que lleva a cabo la USAID conlleva sacrificios, porque deben dejar a su familia para estar casi 22 días en los bosques del Darién. Uno de esos trabajadores es Reginaldo Mesúa, de 47 años, quien es de Punta Grande. Para él, el trabajo es ameno con sus compañeros y lo hace con entusiasmo, porque desea darle un mejor estilo de vida a toda su familia.

Este ciudadano recibe un salario de 400 dólares mensuales, anteriormente se dedicaba a la pesca.

 
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