Con 80 años, escasez de alimentos y una vida completamente precaria, vive cada día sus penas la señora Isabel Castillero, una humilde anciana a la que el destino le ha puesto una y mil dificultades. Ella, con palabras entrecortadas, nos cuenta su historia, pasa hambre y su casa se cae al igual que sus esperanzas y nadie le apoya.
Esta señora reside en la comunidad de El Rosario de Penonomé, allí con sus cuatro nietos, su hija enferma y su compañero Domingo Valdés, han visto cómo llega la tarde sin nada que echarle al estómago, porque no hay trabajo y menos quien les ayude.
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