Viven agradecidas
A pesar de la situación en la que vive, la señora Adina regala pan bon todas las navidades. (Felix Corella / EPASA)

Gloria Leiva | DIAaDIA

Sus años no la hacen decaer. La señora Adina Barnett, de 89 años de edad, tiene unas fuerzas de acero a pesar de la pobreza en la que vive.

Junto con esta alegre abuelita, viven su hija y su nieta, en calle 4ª de Pueblo Nuevo, en una vieja casa de madera que apenas se sostiene, pues las tablas son víctimas de las polillas y de la lluvia; además, la única luz que alumbra esta casa en las noches, es la de la llama de una vela, y, como si esto fuera poco, tienen que caminar varios metros para hacer sus necesidades, ya que la letrina y la ducha están en el patio.

Esta vieja casa, irónicamente contrasta con el progreso que existe actualmente en Pueblo Nuevo, un corregimiento en el que los edificios y las casas de lujo abundan. Pero incluso así la miseria es notable.

La hija de la señora Adina, es quien mantiene este humilde hogar con menos de 100 balboas por quincena, que apenas alcanzan para el pago del agua, los gastos de la escuela de Ruth, y la compra de los comestibles, que nunca pueden faltar. "Yo busco la manera de que tengamos las tres comidas diarias", dice la señora Adina, que busca todas la ofertas que haya en la capital para ir a comprar comida.

"Cuando hay feria en El Chorrillo, voy con mi abuelita a comprar la comida, porque allá es más barata, pero siempre que vamos hay balaceras", dice Ruth.

Aunque las dificultades por las que pasan estas tres mujeres es obvia, la señora Adina, quien tiene 32 años viviendo en el corregimiento de Pueblo Nuevo, dice estar feliz por la vida que Dios le ha dado.

PELIGRO

Al lado de la casa hay una construcción sin terminar, que da albergue a los drogadictos y malhechores.

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