El señor Jorge Henríquez oriundo de Pesé, tiene 22 años de laborar en el Mercado de Abastos vendiendo melón y sandía. Para él ser productor es un negocio muy sacrificado, pues tiene que alejarse por varios meses de su familia para venir a la ciudad a vender sus productos, y de esta manera sacarlos adelante de manera honrada. Como él, existen más de 800 arrendatarios que deben sacrificar a sus familias. Las hamacas, los cartones y las almohadas en varios puestos de venta, son testigos de las solitarias noches que estos hombres del campo soportan para poder llevar un sustento a sus hogares.

Sin embargo, cada noche viven con un temor constante, pues la falta de seguridad dentro del mercado es escasa.

Y qué decir de la insalubridad, muchos productos tienen que estar en el suelo, sin ningún tipo de protección, y la falta de estacionamientos es un problema para los clientes, denunciaron los productores.

Esta es la realidad del Mercado de Abastos que cumplió 22 años de abastecer al pueblo panameño.

El aniversario se celebró ayer sábado desde las 9 de la mañana con una feria de salud para los clientes y empleados. Además hubo bailes típicos, murgas, juego de fútbol entre los empleados, entre otras.