El cáncer de las pandillas en Panamá

Gloria Leiva Gaitán | DIAaDIA

Han pasado 14 años, desde que "Manuel" (a quien llamaremos así­ por cuestiones de seguridad), ingresó a una de las pandillas que operaban en San Felipe.

Manuel sólo tení­a 12 años. En ese entonces, las pandillas eran más tranquilas, las rencillas que habí­a entre una y otra eran por mujeres, un mal golpe en algún juego de fútbol o porque uno miró mal al otro. "Eran tonterí­as", dice el joven.

Pero ahora, las pandillas son diferentes, mucho más peligrosas, pues la pelea es por territorio y por droga. Además, los menores son los que mandan, porque saben que la Ley los ampara y no respetan a nadie, explica Manuel.

Para sobrevivir, los pandilleros tienen que hacer cosas que a la larga, los marca.

En una ocasión, Manuel se vio en la necesidad de usar un arma, para defensa propia, aunque nunca llegó a matar a nadie.

EL MOMENTO DECISIVO

Estas son algunas decisiones que no le permiten continuar su vida con tranquilidad, a pesar de que decidió salir de ese mundo hace 3 años. "Uno no queda fuera del todo", comenta. Esto se debe a que dejó cuentas pendientes.

La razón por la que quiso abandonar las pandillas: su hijo.

Ahora, Manuel tiene 26 años, trabaja como guí­a de turistas, y confiesa que todos los dí­as le pide a Dios que le dé vida para poder ver crecer a su hijo y trabaja para poder sacarlo de San Felipe.

Con Manuel, también concuerda el sociólogo Gilberto Toro, del Ministerio de Desarrollo Socia (MIDES), tú estás fuera de una pandilla si no has traicionado o si no tienes una deuda pendiente. "Esto lo ata a su consecuencia", manifiesta Toro.

En ocasiones, si el joven no tiene nada pendiente y quiere salirse de ese mundo, debe demostrar que no va a traicionar al grupo, de lo contrario, no puede salir.

La gran mayorí­a de los menores que ingresa a una pandilla, lo hace, porque necesita atención y protección. Los más pequeños se convierten en los "mandaderos" y de esa manera, poco a poco se sienten parte del grupo.

LA EDAD NO ES IMPEDIMENTO

Pero no es hasta los 15 años, que ya forman parte de la pandilla, incluso algunos se convierten en los cabecillas.

No obstante, muchos de estos chicos entran a una pandilla y no tienen una razón. "Los pelaos de ahora sólo suenan balas y no saben ni por qué", comenta Manuel.

¿CENTINELAS DE PANDILLAS?

Según Rolando Mirones, director de la Policí­a Nacional, las actividades ilí­citas ideales de las pandillas son las relacionadas con la venta y distribución de drogas, puesto que son las más lucrativas, sin embargo, explicó que la mayorí­a de los pandilleros comienzan su vida delictiva con robos pequeños o como centinelas de pandillas para que les avisen cuando ven movimiento policial o cuando alguien de otra pandilla llega por su área; algunos comienzan incluso, desde los 10 años.

Para Mirones, el tema de las pandillas es tan importante como el tema de los grupos criminales organizados, puesto que de las pandillas es de donde reclutan su "mano de obra". "Muchos de los tumbadores de drogas empezaron como pandilleros y fueron creciendo, cuando tienen contacto con el negocio de las drogas se dan cuenta que es tan lucrativo que en uno o dos años ya tienes una persona con mucho dinero, llegando a convertirse en un capo, es allí­ entonces cuando empiezan a financiar a las pequeñas pandillas de barrio para que hagan tumbes o ajustes de cuentas".

En Panamá, las pandillas no son tradicionales, porque no cumplen con algunas reglas, explica el Jefe de la División anti pandillas de la PTJ.

En otros paí­ses de Centroamérica, las pandillas respetan los hospitales, las iglesias y los pandilleros que ingresan a una religión también son respetados.

Por ejemplo, los pandilleros han puesto en peligro a las personas en los hospitales, dice el detective.

¿QUE SE HACE?

A raí­z de este fenómeno, en el 2005 se creó en la Policí­a Nacional un grupo especial antipandillas, que se dedica al estudio de las pandillas, trabajando incluso, mediante relaciones directas con pandilleros, a través de operaciones encubiertas. Sin embargo, el trabajo no es tan sencillo. La poca cooperación ciudadana, las amplias garantí­as que protegen al menor infractor y la rigurosidad de las leyes, no acompañan los esfuerzos.

Hace unos dí­as, la Policí­a Nacional organizó varios operativos anti-pandillas con el fin de erradicarlas, pero fue poco lo que se pudo hacer, ya que fueron aprehendidos y dejados en libertad a los pocos dí­as.

El procedimiento de la policí­a es aprehenderlos, pero si no hay pruebas que los involucren en un delito, son dejados en libertad. Durante el tiempo que son aprehendidos, se investiga si cada uno tiene algún caso pendiente.

SUS CARACTERI­STICAS

Para distinguir a un pandillero, se establece: estructura, territorio, posesión de arma y tatuaje. Este último es lo que siempre te identifica, pues ya la policí­a tiene un registro de los tipos de tatuaje de cada pandilla.

Creen que tienen al toro agarrado por los cuernos. Cada vez más, los crí­menes en Panamá van en aumento, y en la mayorí­a de los casos, son los menores de edad, los protagonistas.

MANOS ATADAS

Y es ahora, después de 8 años (de la creación de la Ley 40), que el gobierno se da cuenta de que ésta no es suficiente para erradicar la delincuencia, que en su mayorí­a es cometida por los menores de edad. Sobre este tema, Rolando Mirones se mostró optimista, pues asegura que "ya hay una conciencia colectiva de lo que es la justicia en el paí­s y de que ya hay que hacer cambios". Mirones asegura que no es que la Ley de menores era mala en su contexto, sino que tení­a situaciones particulares que no se apegaban a nuestra realidad.

Con la nueva ley, la pena máxima aumentó a 12 años de prisión, para los menores que cometan homicidios, violación sexual, tráfico ilí­cito de drogas, comercio de armas y terrorismo.

ESPERAN UN CAMBIO

Para Gilberto Toro, este aumento será efectivo si es aunado con acciones de intervención social. "Esto no es solamente que la pomada mágica es el aumento de las penas, tiene que haber una acción preventiva. De lo contrario, todo este esfuerzo va a ser por gusto", dice el sociólogo.

Toro señala que estas funciones preventivas deben hacerse en conjunto con otros organismos, instituciones públicas, iglesias, con la comunidad en sí­.

Manuel opinó al respecto: "Ahora va a haber un cambio, porque ningún menor quiere ir preso".

¿SIRVIO?

Según Rolando Mirones, el objetivo principal de los operativos era evitar nuevos enfrentamientos y adquirir información nueva sobre los miembros de pandillas. Todos los detenidos fueron filiados. Los principales sectores donde operan pandillas son: El Chorrillo, 24 de Diciembre, Pedregal y San Joaquí­n.

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