Jesús, obediente, obedeció a su y Nuestro Padre y la profecía se cumplió. Derramó su sangre por nosotros. Es apremiante pagarle con buena moneda.
Rosalina Orocú Mojica
| DIAaDIA
Hay un viejo adagio que reza así: "Todo tiempo pasado fue mejor".
Parece que esto también se aplica, en algunos aspectos, a la Iglesia.
Celebrar la Semana Mayor dizque "ayunando", cuando en verdad no se privan de nada ni hay arrepentimiento real ni devoción y menos recogimiento se vuelve cada vez más común.
De la liturgia de antes Rubi Esperanza Centeno de Trejos, de 69 años de edad, extraña bastante.
"Creo que hay un desapego. Yo rezo el viacrucis de las 14 estaciones. Yo camino las iglesias y ya no veo la multitud que se veía antes. Yo llego a la última iglesia en San Francisco y el año pasado cuando fui no había mucha gente. Los viejos estamos con las piernas cansadas y la juventud no quiere caminar".
Siente que "Los jóvenes están más distraídos. El hogar está fallando bastante, porque, mire, cuando yo llegué a Torrijos Carter hace más de 20 años, llevé a toda mi vecindad a caminar la iglesia. Ahora yo voy con mi viejo y los hijos muy poco van. Ni arrastrados quieren ir".
Sobre el mismo tema consultamos al Reverendo Rosendo Torres.
Opina que "El desapego por las cosas de Dios, el desorden de la gente en las playas sigue siendo una tendencia universal", y, hace la salvedad de que no cree que se deba a la oferta de la Iglesia ni tampoco sea producto de algunos escándalos en ella.
"Puede que falte cierto celo apostólico, pero es que en el mundo hay una tendencia al decremento y al ateísmo. Eso es una muestra de que la tal globalización parece que está haciendo sus efectos. El materialismo tiene más influencia", manifestó.
SE ESTAN PERDIENDO
Mencionó algunas prácticas de otrora que se están dejando de lado, y pidió no confundir lo litúrgico con lo popular.
Por ejemplo, antes se cantaba en Latín.
No se dramatizaba el viacrucis, como lo hace el Padre Cosca. Dramatizarlo le parece bien.
Se refirió a que ritos populares varían local e internacionalmente ya sea porque hay mejores vías de comunicación y la gente ve cómo celebran Semana Santa otros y adopta esas prácticas. También el Internet influye y cambios hechos por los sacerdotes, para atraer a más feligreses, a los más jóvenes.
Antes la Procesión de los hombres se hacía en Cristo Rey, ahora también en San Miguelito y el interior.
Antes era famosa la procesión de Santa Ana. Ahora es un barrio muy restringido.
Las Siete palabras, que en verdad son siete frases que Jesucristo pronunció cuando estaba en la cruz antes eran famosas en Panamá, en la Basílica de San Francisco, pero esa práctica se perdió.
La primera, "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" y la última "Padre, a ti encomiendo mi espíritu".
Antes era un sermón que se predicaba desde la una a las tres de la tarde y se hacían pronunciamientos y señalamientos de la realidad nacional.
En Panamá, la procesión del Santísimo de las mujeres, el Sábado Santo, era multitudinaria, impresionante.
Antes, el Domingo de Pascua, se apagaba las luces. Un diácono cantaba El Pregón Pascual: "Alégrense, exalten ángeles". Ahora lo lee.
Antes era en Latín, había lo que se llamaba el Oficio de las Tinieblas, se apagaban las luces y se tocaba la matraca.
En conclusión, dejar espacio para el amor fraternal, para recordar y emular a Cristo que dio su vida para salvar a la humanidad, signada por el pecado original y actuar para agradar a Dios y ganar el derecho a ser anotado en el libro de los que disfrutarán de vida eterna.