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La competencia está dura
Por día se hacían hasta B/ 80.00. Ahora el negocio da sólo para lo necesario. (Foto: Agustín José Herrera / EPASA)

Carolina Sánchez P. | DIAaDIA

Es un negocio que ha decaído. Marta de Rivas, quien es modista desde hace 20 años, expresó que desde hace algunos tiempo el negocio no tiene la misma demanda que años atrás. "Sólo para fin de año e inició de clases es que las personas mandan a hacer faldas plizadas y pantalones", aseguró.

La modista manifestó que por suerte la moda cambia. "El año pasado los estudiantes querían los pantalones con la basta ancha, para este año lo quieren con la basta estrecha", adujo.

Mientras que aferrado a su máquina de coser encontramos a Domitilo Ostia, quien tiene su taller de sastrería desde 1971. Él recordó que antes mandar a hacer la ropa era un lujo, porque era a la medida y buscaban la tela que era de su agrado. Ir a comprar a un almacén era sinónimo de andar vestido de "pacotilla". Esa realidad ha cambiado y las personas prefieren ir a los almacenes y comprar ropa de marcas, que se convirtió en la competencia para los expertos de la costura. Con el tiempo se fue generalizando la comercialización de ropa importada y nos afectó, sostuvo.

En tanto, Francisco Rudas, quien inició en el negocio desde los 15 años, aseguró que a los jóvenes no les gusta estudiar modistería y se van por otros cursos como los de computadoras.

COMPRABAN

Tela natural como gabardina, lino, dracón. Por la confección de pantalones y camisas cobraban B/ 8.00.





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