Edgardo trabajaba en la construcción. (Foto: EVERGTON LEMON / EPASA)
Carolina Sánchez P.
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No se repone a su muerte. Estephanie Domínguez lloraba sobre el ataúd en donde reposaban los restos de su amado novio, quien falleció el pasado sábado en Nuevo Tocumen.
Familiares, amigos y conocidos acudieron ayer al Parque del Recuerdo, a las honras fúnebres de Edgardo Marino Quintero Zúñiga, de 21 años, quien recibió un tiro con una bala explosiva.
El pasado sábado Edgardo intentó desapartar una riña que sostenía su suegra con un sujeto, y al detenerlo, este, con un arma de fuego en manos, se le abalanzó. Edgardo trató de salir huyendo, pero fue alcanzado por un disparo que le ocasionó la muerte.
Estephanie tenía siete años de ser novia de Edgardo y eran una pareja que, como todos los jóvenes, tenían muchos sueños y metas por cumplir. Ella no dejaba de llorar y al momento de trasladar el ataúd al cementerio, la situación se puso más tensa, pues los familiares se despedían del cuerpo físico, pero sabían que espiritualmente él está con Dios.
La pastora María Lara de Torres consoló a los familiares, diciéndoles que Dios nos da el poder de nacer, tiene planes para nosotros y nos da la vida con un propósito.
Sus familiares agradecieron el apoyo brindado por las personas, a la vez que recordaron lo buen niño y joven que fue.
Torres recordó que de niño, Edgardo asistía a la iglesia junto a su madre a escuchar la Palabra de Dios, y ella ponía sus manos sobre su cabeza para pedir bendiciones para él.